martes, 21 de julio de 2015

DEVOLUCION TP7 y TP8



DEVOLUCION TP7

¿Cómo combatir el fatalismo pedagógico?

Vera muestra la notable experiencia de escuela no graduada en la 57 de Solano. El director entrevistado Marcelo Mosquera, es graduado de esta universidad y brillante ex alumno de esta materia. El hecho de que gente como él o como Diego Maman, que es vicedirector de una de las EET donde se hicieron las entrevistas por el PC-I, lleguen a cargos directivos hace mantener la esperanza. En los testimonios se observa claramente cómo son los dispositivos escolares los que fracasan mucho más que los chicos.

Bárbara Trkmić aboga para que la enseñanza y el trabajo educativo sistemático con el grupo sea la tarea más importante. Es interesante ver que en la experiencia de la 57 es esto justamente lo que guió a docentes y directivos.

Valeria Piñero propone con acierto aprovechar los conocimientos previos del alumno y fomentar el trabajo en grupo entre otras cosas.

Valeria Bertana más freirianamente propone que el docente debe dejar de ser el “centro de la situación educativa”. Al contrario que Juan Sgur que propone el ejemplo de un entrenador de basquet en EEUU con su estricto código de valores que logró inculcar exitosamente. Es claro que las personalidades especialmente carismáticas pueden ser fuente de ideas pero no se puede esperar que simplemente surjan buenos maestros espontáneamente.

Claudia Publiano está en las antípodas de Freire: la emprende contra los docentes que no reconocen el déficit de su rol docente. Me permito dudar de que todo se trate simplemente de gente “insensible” o discriminadora o que no le importa. De ser así sería como confesar que la sociología de la educación no sirve para nada o que solamente pueden ser docentes las personas buenas y sensibles con lo que estaríamos en verdaderos problemas porque  no suelen abundar. Hay prácticas que se llevan a cabo con total inconciencia de las consecuencias, el fatalismo no es una percepción individual errónea es consecuencia de habitus incorporados y formas naturalizadas de mirar determinadas cosas. La experiencia de la escuela 57 de Solano que presenta Vera muestra que los cambios tienen que ser institucionales y no solo individuales. 
La sugerencia de que los docentes “deberían comenzar poniéndose y poniéndoles a sus alumnos metas cercanas y alcanzables” ¿no deja de tener un claro tinte fatalista?. En el mismo sentido de apelar a la “conciencia docente” está Anabela Lovisa: “habría que tratar de ayudar y empeñarse en poder dar lo mejor para enriquecer su propio labor” le recomienda a los docentes. En el mismo camino del voluntarismo individualista va Agustina Rosselli que reclama “empatía” y “ponerse en el lugar de los otros” y que cada escuela tenga un buen directivo a cargo, lo que no define qué quiere decir “buen directivo”.
Algo distinto es lo que plantea Ana Laura Rodriguez sobre el proceso de subjetivación del rol docente, “una ausencia de crítica a la práctica pedagógica propia”, en el que se reconozcan como parte de un entramado social. Esto es importante, porque hay que recuperar el carácter y la significación política del trabajo docente, cosa que está ausente en el resto de los TPs. Y en cambio está muy presente en el discurso del director de la escuela 57.
Emilce Fernandez  dice con acierto que los docentes enfrentan situaciones y problemáticas de la vida sociocultural de los chicos para las que solos no pueden y reclama que la escuela debe apoyarlos para generar en el alumno deseos de superación y progreso. Es curiosísimo el razonamiento: no serían los alumnos los que no pueden… ¡tampoco los docentes! Por lo que la escuela se volvería la institución doblemente fatalista: los alumnos no pueden y los docentes no pueden enfrentar que los alumnos no puedan con lo cual voy a empezar a cortarme las venas como los “Apóstoles” alumnos que participaban de un grupo de Facebook que contaba Lorena en clase.

Excelente el comentario de Gabriela Ordoqui: la AUH en vez de generar nuevas expectativas de aprendizaje en los docentes genera nuevas fuentes de prejuicio: “los alumnos solo van a la escuela para que sus padres cobren “el plan”, etc. La netbook sirve para que se distraigan en vez de estudiar, etc. Como bien dice María Fernández “nada garantiza que los maestros se despojen de los estereotipos” y Alejandra Figueroa va en el mismo sentido: los docentes creen que todo esto no viene a mejorar la educación sino que es asistencialismo.  También hay que ser claros: presuponer que los maestros son “fatalistas” irrecuperables también es un estereotipo y un prejuicio. Es claro que las políticas de formación y capacitación docente tienen que ser revisadas y hay mucho que hacer en esto.

Veronica Lugo dice algo muy importante que también aparece en el video de la ESB 57: El docente debe considerar que él puede generar fracaso a sus alumnos y por tanto tiene que revisar sus estrategias para modificarlas y buscar otros caminos. Si un tema no se aprende no repetir la propuesta y echarle la culpa al chico: escuchar al chico atentamente, buscar las dificultades, probar otros caminos… Esta actitud del maestro obviamente se contagia al chico, más allá incluso de la eficacia didáctica de esos otros caminos. La actitud de búsqueda del docente también va a ser correspondida con una actitud de búsqueda del chico. Este consejo es muy importante para el docente: adoptar una actitud de búsqueda y de camino alternativo.

Cecilia Salega es más optimista respecto de la incidencia del PC-I en la medida que obliga a los docentes a capacitarse y buscar otros caminos en la circulación del conocimiento.

Denisse Moreno afirma que podría combatirse a través del trabajo articulado del equipo docente. Pero si todo el equipo docente es fatalista, ¿qué hacemos?. Es cierto, que la ansiedad y la frustración disminuyen al compartirse con colegas pero no creo que fuera suficiente.

Huani no responde directamente a la consigna sobre el fatalismo pero plantea un caso extremo de una alumna que es obligada a pasar de grado … pero de 2do. a 1ero.!!!! No se entiende demasiado cómo lo relaciona con Parsons.

Tampoco Ruth Gauna, que me parece se olvida que la consigna era sobre el fatalismo, cómo influye en las expectativas de los docentes.

Y menos Diego Binetti que pierde de vista la consigna sobre el fatalismo y las expectativas y da consejos sobre el PC-I.

DEVOLUCION TP 8


Como ocurre todos los años: fueron pocos los que cumplieron la consigna fielmente o no hicieron trampa. La idea era contestar por impulso, lo primero que venga a la cabeza, pero a tod@s los surgió un@  maestrit@  normativa: esto esta bien, esto esta mal. Bueno mi devolución es lo que yo pensé por impulso al leer las respuestas de Uds. Espero que se lo tomen con humor... ácido... muy ácido

Bárbara Trkmić igualdad, respetando las diferencias.. reforzar la confianza en cada alumno… Faltan los violines y los angelitos

Ana Laura Rodriguez ..inclusión educativa prioridad a los sectores más desfavorecidos …inclusión, no vienen necesariamente siempre de la mano de esta calidad tan deseada por todos: los docentes siguen pensando igual y los padres de los chicos también. Acá faltan la marcha fúnebre y el cortejo de lloronas.

Veronica Lugo mejorar la calidad de “igualdad de oportunidades” qué bueno, pero no se cumple… Y para mejorar la calidad hay que empeñarse seguro mucho mas  que lo que te empeñaste en cumplir con la consigna.

Cecilia Salega …prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad….AUH  y Plan Conectar Igualdad .................................

Anabela Lovisa: Plan Conectar Igualdad pero más capacitaciones… ¿la educación se mejora con mas educación? ja ja ja ja

Maria Fernandez…. tratando a todos por igual, cuestión debería darse sin que un artículo los obligue a hacerlo. ¿tratando a todos por igual para el c…? o habría que preguntarse si tratar bien es equivalente a tratar por igual.

Vera Torres ciudadano solo los sujetos que pueden concebir el esfuerzo como eje para sostén de sus vidas la “cultura del trabajo”... Buen punto: la ciudadanía la ganás con el sudor de tu frente. ¿No hay una contradicción entre “esfuerzo” y “creatividad” o “disfrute”?  La cultura del trabajo suele ir asociada a la cultura de que el disfrute es el consumo.

ruth gauna… OPORTUNIDADES DE ESTUDIO Y APRENDIZAJE NECESARIAS PARA LA EDUCACIÓN A LO LARGO DE TODA LA VIDA….muchos se quejen de la política de la Universidad a mi no me interesa eso porque yo voy a estudiar no a perder el tiempo, para eso están las autoridades competentes.... ¿Qué pensaría Freire de esto? durante la dictadura militar había un spot de TV que un alumno tiraba a la basura un volante de una agrupación y decía “Yo vengo a estudiar”. ¿Estudiar es sinónimo de aprender? ¿si todos fueron tan estudiosos y nadie participa y hace politica de dónde salen las “autoridades competentes”? ¿descienden del cielo?  ¿las oportunidades salen de dónde? ¿no será que las conquistan algunos que se dedican a la política mientras vos estas cómodamente estudiando? ¿cualquier autoridad es competente? ¿delegar la política en otros no es también delegar las oportunidades futuras de todos?

Agustina Rosselli … acompañamiento de los medios de comunicación  …será posible que alumnos tan diversos aprendan al mismo tiempo lo mismos contenidos en todas partes. Me parece un tanto comeniano y utópico.... Pero si enseñamos para cada realidad ¿no es posible caer en falta de equidad…?

gabriela ordoqui Comprometer a los medios masivos de comunicación a asumir mayores grados de responsabilidad ética y social por los contenidos y valores que transmiten….ideal que sigue siendo el de las clases dominantes.... Efectivamente, los ideales ya no los trasmite la escuela…y ni siquiera les cabe la palabra ideales…¡bienvenida al mundo!.

Claudia Publiano asegurando la gratuidad del acceso y permanencia…que no es poco ¡pero nos recuerda todo lo que falta!.

Denisse Moreno Fortalecer la identidad nacional, basada en el respeto a la diversidad cultural y a las particularidades locales, abierta a los valores universales y a la integración regional y latinoamericana... “Mucho y bien no hay quien decía mi abuela”.

Lorena Scacciaferro  …competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes y tecnologias de la comunicación y la información.... La tecnología como gran esperanza  que resuelve todo. Tengo mis dudas.

Alejandra Figueroa …implementación de la AUH y la obligatoriedad escolar …estas medidas no bastan para garantizar a los alumnos el egreso… ¿subiendo la AUH o los sueldos mejoraria el egreso?

juan sgur Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y
democráticos de participación … Una pregunta: ¿se puede “formar” al ciudadano o habria que pensar que el ciudadano se hace participando, es decir siendo ciudadano? Igual que nadar se aprende nadando.

Silvina Larrauri …centralidad de la lectura y la escritura y la libre circulación del conocimiento. Pero hay chicos que pasan a la escuela secundaria sin saber leer ni escribir! Increíble pero real indignante e inentendible.... ¡la escuela no es educativa! ¡bienvenida a la sociologia de la educación!

Diego Binetti … ohhhhh qué horror, hay desigualdad y la escuela no puede hacer nada!!!!  ¿Quién podrá defendernos?  Decía el Chapulín Colorado.

Valeria Bertana…  Asegurar la participación de docentes, familias y estudiantes… éramos muchos y parió la abuela.

 

domingo, 19 de julio de 2015

NOTAS Y DEVOLUCION TRABAJO FINAL






Estimad@s,  va la planilla con la devolución y la notas. En términos generales creo que el trabajo sirvió para sensibilizarlos acerca de algunas realidades y aguzar el sentido para usar algunos conceptos. Me alegra que se hayan atrevido algunos a usar conceptos dificiles como enmarcados y algunos de la pedagogía crítica freireana. La mayoría optó por los más fáciles como “etiquetado”.  Sin embargo, salvo contados casos muy interesantes el uso de los conceptos fue sumamente lineal y con poca problematización.

LO QUE FALTA

PORFI: LES PIDO QUE TODOS CUELGUEN EN SOLAPA MONOGRAFIAS LOS TRABAJOS FINALES.

Los que estén con notas y deban TPs, tienen que colgarlos y avisarme POR MAIL antes del jueves a las 18 hs. Los que deben sus trabajos finales escritos individuales pero participaron de la exposición tiene que mandarlos también hasta el jueves. Los que no se presentaron a la exposición final tienen que hacerlo antes del viernes próximo ME ESCRIBEN Y ARREGLAMOS DIA Y HORARIO. LOS QUE NO CUMPLAN CON LOS TPs VAN COMO PENDIENTES, LOS QUE NO CUMPLAN CON LOS TRABAJOS FINALES VAN COMO AUSENTES.


MUCHAS GRACIAS Y BUENAS VACACIONES PARA TODOS, CUALQUIER COSA QUE LES PAREZCA PUEDO AYUDAR TIENEN MI MAIL Y SABEN DONDE ENCONTRARME.




CALIFICACIONES  EVALUACION SOEDU 2015

TEMA GRUPO
NOMBRE
COMENTARIO
NOTA
SITUACION



Ind

Grup
Inclusión NEE en escuela común a partir del P C-I
Gabriela Ordoqui

Es meritorio el trabajo de acercamiento a las escuelas pero muy deficiente el análisis. Demasiados juicios normativos y poco análisis sociológico donde el único autor que se menciona es Weber que no se ve en la materia. Tambien se citan textos de otras materias. No es convincente la cita a Freire ni al concepto de enmarcado, ni tiene contenido la referencia a etiquetas. Me temo que no hay elementos conceptuales. Es un trabajo que se podría haber presentado en cualquier materia. Aprueban por redondeo pero todo me indica que no hubo aprendizajes significativos. Snif Snif Snif.
3



5
4
Veronica Lugo

2
4
Claudia Publiano

4
5
Experiencia piloto 2ble. Jornada en F. Varela
Bárbara Trkmić

Es un tema interesante y estan bien planteados los objetivos. En las conclusiones colectivas no hay elementos sociológicos solo la descripción del caso, aunque si lo hicieron en la presentación. Hubiese sido interesante ver algo de cómo trabajaban los actos límites en los Talleres. Son correctas las menciones a las perspectivas subjetivistas, pero son demasiado generales. Es excelente el ejemplo de resistencia al etiquetado. Está bien trabajada la referencia a Freire. El habitus no es tanto la concurrencia a doble jornada sino el  “estar en ambitos controlados y contenedores” pero es bueno el intento.
7




7
7
Maria Fernandez

8

8        debe ultimo TP8

Emilse Fernández

8
8
Denisse Moreno

7
7
Repitencia y ausentismo en 1er. Año  en barrios vulnerables y de clase media
Silvina Larrauri

El trabajo está bien planteado y es elocuente en los contrastes entre escuelas y en los autores como Poliak. Excelente el ejemplo de marginalidad geográfica. Excelente también el sentido opuesto del etiquetado en ambas escuelas. También es interesante la cuestión de la anomia y las subjetividades. En cambio es demasiado burda la referencia a Bourdieu para el caso de los alumnos analfabetos. La pregunta que habría que hacerse es justamente la del fracaso de la violencia simbólica en la primaria y que en estos casos no hay violencia simbólica para ofrecer en la secundaria: solo la exclusión
9



8
9
Vera Torres


9

9
Alejandra Figueroa

6
7    debe TP 5
El hombre en el Plan Fines

Valeria Bertana

El planteo del trabajo es coherente y el uso de los conceptos teóricos adecuado. Es exacto el análisis de la observación de las consignas de clase según el enmarcado fuerte en el caso de copiar del pizarrón y débil en la elección de la forma de evaluación. El ejemplo de habitus es rudimentario y el del patriarcado correcto pero demasiado obvio, faltó analizar la asimetría educativa entre esposa y esposo. Es certera la percepción de la cuestión de la dialogicidad y la cuestión familiar. Muy encomiable el esfuerzo de utilizar varios conceptos para “leer” los fenómenos estudiados, lo que demuestra lectura y buena asimilación de los conceptos.

9


9   debe TP 4 y 8
Rol docente y vinculos difusos docente - alumno

Cecilia Salega
El trabajo está muy bien focalizado y hay una excelente comprensión de la cuestión del riesgo de difusión del rol en los vínculos docente alumno. También es un aporte la cuestión de las redes sociales en este tema. Faltó problematizar la exigencia pedagógica y su tensión con los acercamientos informales con los alumnos.


9



9
Ausentismo docente en escuelas públicas y privadas
Ana Laura Rodriguez

El planteo es coherente y bien focalizado. El tema es importantísimo y difícil y los testimonios son excelentes. Es muy buena la observación de que el ausentismo docente desmiente en los hechos el objetivo de promover la “cultura del trabajo”. Tambien es certera la referencia a Tedesco y Parra de que a las escuelas de sectores marginados van los docentes menos comprometidos y motivados. Hubiese sido bueno profundizar más en la cuestión de la impunidad. Es espectacular el título que le da Ana Laura ¿controlar ausentismo o promover presentismo? Pero el análisis no tiene mas que una referencia superficial a Jencks. Faltó más visión sociológica del problema y menos juicios de valor y ansiedad por resolver el tema. La indignación y las buenas intenciones no es sociología.
8




10
9
Agustina Rosselli

8
9
Participación en Centros de Estudiantes en Escuela Privada y Publica
Lorena Scacciaferro

El tema está excelentemente planteado, el relevamiento de información, la producción de video de las entrevistas, la bibliografía adicional sobrepasa en mucho la consigna planteada. El análisis del enmarcado de los CE y las cuestiones de la prácticas emancipatorias son ejes de análisis apropiados. Sin embargo, claramente casi no hay elementos de dos de las escuelas de las tres mencionadas y, sobre todo, no hay producción escrita que era obligatoria de uno de los integrantes del grupo. Se nota demasiado que trabajó solamente una. ¿Será un caso de patriarcalismo?
10




9
10
Diego Binetti


        Debe producción escrita trabajo final y TP 5,6,7,8
Expectativas posegreso alumnos de 5to. año
Anabela Lovisa

El tema está planteado escueta pero coherentemente. Las expectativas de los alumnos de clase media posegreso aparecen moldeadas por su pertenencia de clase y son correctas las apreciaciones sobre Bourdieu, y sobre el credencialismo y la sobreeducación. En la presentación en vivo arrojaron más datos que no están en el escrito y que hubiesen merecido un análisis.
8



8
8

Juan M. Sgur
8
8
Inclusión ciegos en escuela pública

Ruth Gauna

El tema está muy bien planteado y hay un esfuerzo en el relevamiento de testimonios y entrevistas. El eje de análisis del etiquetado es correcto pero demasiado lineal. Es claro que una discapacidad siempre es una marca “etiquetable” en el ámbito escolar, pero me hubiese gustado algo más de problematización y profundidad en el análisis. Por ej.: el hecho de invocar la necesidad de “ayudarlos” a incluirse no tiene también una etiqueta implícita. No existe también la etiqueta positiva: del que se esfuerza y “supera la adversidad”.





8




8

8

Braian Huani
Ausente


   Debe trabajo final y TP8

Valeria Piñero
Ausente


    Debe trabajo final y TP8

Noelia Duarte Lázaro
Ausente


    Debe trabajo final y TP  6,7,8

Nora Marchese
Ausente
Debe trabajo final y TP 5, 6,7,8

Bárbara Pellegrini
Ausente
Debe trabajo final y TP 5, 6,7,8

martes, 7 de julio de 2015

TEXTO DE APOYO Y TP 8



Comenzamos los dos últimos ejes temáticos referido a las instituciones y prácticas educativas, y al estado, las políticas y los sistemas educativos. 

Sujetos y prácticas en educación: la escuela, los maestros y los alumnos en un mundo de globalizadores y globalizados.

Producto de las modas académicas y los desarrollos de otras disciplinas (lingüística, crítica literaria, análisis del discurso, sociología de las organizaciones, estudios culturales, etc.) este rubro de la sociología de la educación es el que más se ha desarrollado en los últimos 20 años. La fragmentación social, el individualismo,  el culto por el multiculturalismo y la diversidad hicieron de los sujetos,  sus “identidades”, un objeto privilegiado de análisis. La escuela se convierte, ante el acelerado cambio de costumbres y creencias producido por  el “capitalismo global de la información”, en una institución “arcaica” emparentada con el Estado (vade retro Satanás) que debe estar sometida a reforma tras reforma tras reforma para ponerse a tono con los nuevos tiempos, la nueva tecnología, los cambios en el trabajo y en el consumo, en la sexualidad y las relaciones sociales en la “aldea global”. La figura del maestro se convierte en una especie de “fósil” al que hay que someter a reanimación asistida para mantenerlo con vida –porque parece que es un pariente muy querido que nadie quiere que muera- y el encuentro educativo pasa a ser una especie de ritual que va perdiendo sentido al lado de la potencia de las nuevas tecnologías de la información, y los medios masivos de comunicación.  El “exotismo” de la escuela, con sus “masas” de chicos en formaciones, con sus extrañas costumbres colectivas de cantos y saludos a la bandera, sus jerarquías, sus uniformes, sus horarios y rutinas, el descontrol de los recreos, etc. exacerba la curiosidad posmoderna por espiarla y descubrir en ella los “personajes” que la habitan.

Las teorías subjetivistas que buscan identidades por doquier, intentan penetrar en el “sentido” producido por los actores, los significados de sus acciones, sus visiones de la realidad y autopercepciones, sus posicionamientos frente a la realidad y las formaciones discursivas que utilizan, las huellas de los discursos de otros órdenes sociales en la educación, etc.  La ausencia de un remitirse a un gran sentido dado primordial (en la economía, la lucha de clases, la civilización o cualquier otra cosa) obliga a refugiarse en los pequeños sentidos (o sinsentidos) de los sujetos que por un momento aparecen libres o indiferentes a  sus condiciones sociales de existencia.

El reconocimiento de la autonomía de los actores, y la indagación acerca de cuáles y cómo se forman sus puntos de vista y formas de conciencia, es uno de los grandes aportes de esta generación de estudios sociales sobre la educación. La imposibilidad de articular esto en una lectura más comprensiva del orden social y sobre todo de sus conflictos y contradicciones es su gran déficit, pero bueno mi abuela me decía: “Mucho y bien, no hay quien”.

Los textos propuestos, como muestra de los aportes en este registro de investigación, son apenas una minúscula porción de todo lo que se ha escrito acerca de la cultura escolar, la vida cotidiana en la escuela, el rol transformado del docente, los símbolos en la escuela, etc.

Hemos optado por  focalizar en los dos grandes personajes de esta “farsa” en la que “los maestros hacen que enseñan y los alumnos hacen que aprenden”: los maestros y los alumnos.

En el primer texto de Tudesco (1994), notable estudioso de las cuestiones educativas y reciente ex Ministro de Educación, podemos encontrar un detallado planteo de las modificaciones que los cambios en la cultura del capitalismo globalizado acarrean para las funciones de la escuela y la definición del rol docente.  Tedesco intenta contestar la pregunta por el sentido actual de la escuela y cómo relacionar a sus protagonistas con las nuevas exigencias y condiciones históricas.

Lo primero que señala es que las identidades de las nuevas generaciones mismas dejan de ser estables, prescriptas (por mandatos, tradición, herencia, etc.) e integrales (tienden a impregnar muchos aspectos de la personalidad o la vida social del sujeto)  y pasan a ser inestables, cambiantes, voluntarias (electivas, por gusto o afinidades), y fragmentarias. Configuran más que identidades colectivas consolidadas (clase social, raza, edad, profesión, etc.) “estilos de vida”  donde la personalización de la propia vida aparece como un valor: cuanto más me diferencio de los demás, cuanto menos dependo y pertenezco, cuanto más soy yo mismo, mejor.

Esto implica que se desdibuja un elemento esencial que justifica la existencia de la escuela como sitio socializador por excelencia: un modelo cultural homogéneo, un “hombre ideal”, valores unívocos, un modelo de perfección al que aspirar, un modelo de inspiración para todos, etc. El universalismo y el resto de los valores “modernizadores” (orientación al logro, la independencia, etc.) vistos en la segunda clase, ¿recuerdan?, pueden ser representados como la síntesis escueta de ese modelo. La socialización secundaria debía ser diferente de la primaria (familiar y tradicional).

La escuela era un sitio social especialmente acondicionado y organizado para operar esta socialización secundaria sobre la base ejemplar de un modelo, donde el maestro fungía implícita o explícitamente de carnadura y soporte de ese modelo. 

Ahora, el trastocamiento producto de la combinación de individualismo y globalización desdibuja el modelo y junto con él, las fronteras que separan la función de la familia y la socialización primaria, de la escuela y la socialización secundaria. Tedesco  desarrolla muy bien el fenómeno visible de primarización de la socialización secundaria, y de la secundarización de la socialización primaria. Los chicos se incorporan más temprano a la escuela, están menos con padres y familiares, y tienen más contacto en el hogar con agentes de socialización secundaria (medios de comunicación, Internet, etc.), son ejemplos de esta última. A su vez, los medios de comunicación tienden a incluir a la vida privada y personalizar los programas para sus televidentes (El Gran Hermano, etc.) y la escuela también tiende a flexibilizar los programas, el trato, reducir el peso de la autoridad personal del maestro, y la ideología de la “enseñanza personalizada”, son ejemplos de la primera.

El docente se ve sometido a una fuerte redefinición de sus competencias en un contexto que tiende a reducir su consideración social y política. El docente se debate entre  tendencias contrapuestas: la profesionalización y la desprofesionalización, la exacerbación del encierro individual en el aula y el trabajo en equipo,  la innovación y la rutina, la enseñanza especializada y la enseñanza básica, la convicción democrática y militante como trabajadores y la neutralidad política como profesionales “técnicos”.  El desarrollo de un extenso movimiento sindical docente en casi todos los países de A. Latina en el que nuestro país se destaca especialmente, muestra en los últimos 20 años, la importancia de la defensa de la educación pública aún en el contexto de las privatizaciones.

En la historia argentina, la conformación del actor docente  ha pasado de la “vocación” individual, del “apostolado” en función de las necesidades del Estado, a los intereses profesionales y a una voluntad de cambio social. La docencia ha recorrido una parábola que la encuentra al comienzo como una piedra angular de la legitimidad del Estado Nacional y del orden político oligárquico, y al final como uno de los sectores más contestatarios, combativos y desafiantes.

Aquí vale una digresión ya que Tedesco esquiva el tema en cierta forma. La identidad docente como “trabajadores” de la educación forjada a lo largo de muchos años de luchas sindicales (podríamos decir desde la gran huelga y la marcha blanca de 1987), tiene también implicancias muy fuertes en la redefinición del sentido y el rol del educador. Es claro que aumenta la independencia de criterio frente a las autoridades políticas, se pierde la confianza política en el “sistema” y también se debilita el “compromiso personal” con el rol formal. El elemento vocacional fuertemente emocional es desplazado a favor de una consideración integral donde las condiciones de trabajo, los recursos materiales e institucionales son puestos en primer término. Asimismo, la organización y la práctica sindical hace que el docente resigne en cierta medida su  individualismo tradicional ya que pasa a autoperciberse  como parte de un “colectivo” sujeto de derecho. Por supuesto no hay una transferencia directa entre estos procesos de organización gremial y las prácticas institucionales y pedagógicas cotidianas pero sí se genera un clima más abierto a los cambios y sobre todo de mayor presión sobre las autoridades  políticas para posibilitarlos. La bandera de “defensa de la educación pública” ha sido una señal de identidad muy fuerte, con mucha legitimidad social, que tendiendo a reconocer el papel fundamentalmente político de la educación,  no convalidaba la profesionalización tecnicista que se intentaba instaurar en los ’90 como patrón eficientista de definición del rol.

Sin embargo, no puede decirse que las transformaciones operadas por la maduración política y sindical del actor docente hayan sido suficientes para instaurar un nuevo modelo de rol docente y un nuevo modelo de institución escolar. La identidad como “trabajadores” puede derivar en una pérdida de responsabilidades y compromiso pedagógico, el clima de democratización y de mayor apertura y participación en las instituciones puede derivar en desorganización y anomia, la mayor presión política por el cambio puede derivar en un caos de cambios irrelevantes para que nada cambie, etc. 

La combinación de los cambios culturales globales de los ’90 con la fuerte politización de la bandera educativa y del actor docente da nacimiento  al  planteo de cambiar las instituciones a partir de ellas mismas. Los docentes y los alumnos, las familias, son los agentes de las instituciones, son los que producen sentido en las escuelas. Las consecuencias no conocidas de una reapropiación del patrón de interacción entre los agentes en la escuela  constituyen las nuevas bases de sus viejas promesas de igualdad, libertad, conocimiento, etc.

La breve pero no menos excelente conferencia de Tedesco sobre las posibilidades de una política de la subjetividad, publicada este año,  repasa los desafíos de la escuela y sus agentes ante los nuevos parámetros del “capitalismo” fluido y sin límites que socava las bases de la cohesión social y que en A. Latina aparece con el drama de la exclusión, de la pérdida de sentido y de proyecto para amplias capas de la población. Lo que me atrae del razonamiento de Tedesco es que encuentra una veta de revalorización de la escuela en lo que suele ser presentado como sus mayores  debilidades: el hecho de que sea una institución de “transmisión” y no solo de “libre intercambio”, y el hecho de que sea un espacio social colectivo no electivo y en cierta medida “aislado” de su entorno.  Ambas condiciones permiten en una medida no despreciable facilitar experiencias fuertemente constituyentes de la subjetividad que no están disponibles en otros entornos sociales. La posibilidad de generar autoconfianza y reconocimiento a la propia capacidad y a las propias potencialidades, la posibilidad de proyección de esas potencialidades hacia el futuro y hacia los otros, y la posibilidad de narrar de dar cuenta de lo que nos pasa, son los ejes que ve Tedesco para una política “contracultural” de la subjetividad que la escuela pueda sostener.

Por último, mi investigación sobre el orden normativo y disciplinario en las escuelas de sectores marginados, muestra una serie bastante amplia de incongruencias y contradicciones de la estructura vigente de reglas de regulación del comportamiento de los alumnos en la escuela, al punto de poder caracterizar la situación como “anomia”, es decir, un estado de pérdida de sentido y desorientación de los actores que ven disueltos los marcos de referencia y finalidades que fundamentan sus conductas en la institución. Los alumnos y maestros se ven envueltos en una serie de dobles mensajes, situaciones de impunidad, injusticia, tolerancia y permisividad, componiendo un microentorno normativo para la acción pedagógica que reproduce y amplia el fatalismo y el desaliento.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA

Conferencia de Tedesco


Educación, Estado y Política: ¿triángulo amoroso o infernal?

Uno de los problemas más importantes de nuestro campo disciplinar es el de la relación de la educación con la política y el estado. Durante muchos años se creyó que los orígenes de la educación de masas debían relacionarse con los procesos de industrialización y urbanización capitalista: la necesidad de contar con una mano de obra más capacitada, alfabetizada, etc. Hoy día los historiadores de los orígenes de los sistemas educativos tienden a subrayar la importancia de la consolidación de los estados nacionales.  Los estados nacionales consolidados después de la Revolución Francesa y durante casi todo el Siglo XIX lograron vencer las resistencias culturales de localismos, credos religiosos, tradiciones, poderes locales, modos de vida pueblerinos, etc. a través de la extensión de los sistemas educativos que alfabetizaban la población e inculcaban lealtad no ya a los poderes tradicionales afincados en lo local, sino a este nuevo centro articulador: los “estados nacionales” de base republicana, cuya legitimidad del  ejercicio del poder y la fuerza provenía del apoyo electoral.

Es decir, los estados nacionales acompañaron el impulso modernizador de la industrialización y el impulso a la participación política de las masas (universalización del voto) con una superestructura de distribución simbólica que permitiese controlar las lealtades de las masas. Demás está decir que motivaciones importantes que impulsaron el interés de las clases dominantes en la educación de masas fueron la organización de sindicatos obreros militantes, de partidos socialistas en Alemania, y de la proliferación de la militancia anarquista, con sus secuelas de permanentes luchas callejeras sobre todo en Francia desde la Revolución de 1848 hasta  la Comuna de París en 1871, y antes en Inglaterra con el movimiento cartista, las olas de huelgas, etc. 

El estado pasaba a ser el “protector” del sujeto individual contra las fuerzas incontenibles del mercado, la tecnología y el capitalismo,  a través de sus aparatos de justicia, seguridad, salud y educación. El individuo pasaba de ser súbdito de un linaje, un señor, etc. para ser miembro de una comunidad política organizada a la que debía lealtad para hacerse merecedor de sus protecciones.   El estado era la garantía de un mínimo de cohesión social amenazada por la lucha de clases (la llamada “cuestión social”).

Acerca de la influencia de otros factores importantes en el surgimiento de la educación estatal masiva podemos mencionar la influencia de la reforma protestante que implicaba la alfabetización de los creyentes (por la libre interpretación individual de los evangelios)  y  la conformación de ejércitos nacionales de “ciudadanos” (en vez de mercenarios o profesionalizados) reclutados que requerían un compromiso patriótico para la lucha, que lógicamente debía ser inculcado desde la más tierna infancia.

Si el papel del Estado nación ha sido revalorizado últimamente en los países centrales, en América Latina ha tenido un papel aún más significativo tanto en el proceso de modernización (dado que los grupos de interés económicos, las burguesías criollas eran mucho más débiles) como en el proceso de fidelización de la población a través de la generación de identidades nacionales.

La tradición borbónica y la administración colonial fueron importantes en la estructuración institucional del estado, pero sobre todo fueron las luchas entre centralismo y federalismo las que explican en gran medida las políticas de los vencedores en materia de masificar la escolarización de la población. En la Argentina este proceso nos remite al periodo de la organización nacional y sobre todo a partir de la presidencia de Mitre (continuadas por Sarmiento y Avellaneda) a la expansión de las estructuras administrativas del estado nacional (administración de la Justicia, los poderes públicos y la seguridad) junto con las estructuras educativas y represivas (el ejército de línea que derrotaba a los caudillos provinciales que seguían insurrectos).

A diferencia de otros países latinoamericanos, la feliz coincidencia de que el mercado mundial reclamaba nuestros granos, lanas y luego carnes, generando excedentes que permitieron una cierta diversificación social, la promoción de algunos sectores intermedios, que rompían con la tradición dualista y polarizada de las estructuras sociales  de la mayor parte de los países latinoamericanos.

Esta mayor complejidad de la estructura de clases fue agravada desde fines del siglo XIX por la afluencia de la migración europea y la urbanización metropolitana con su proliferación de actividades comerciales y de servicios.

Filmus observa los diversos modos en que la educación participó del proceso de constitución del Estado y el conflicto político.

El estado oligárquico liberal con sus libertades civiles pero elitismo político restrictivo y cerrados esquemas económicos que frustraban las expectativas de ascenso social utilizó al sistema educativo centralizado como un medio sustituto de integración y control social de las clases subalternas. Además de posibilitar un  reclutamiento más selectivo de sus cuadros administrativos y técnicos,  a través de la mejora de la educación de parte de la población.  Las presiones de los sectores medios  (expresadas en las luchas democráticas contra el fraude electoral llevadas adelante por el radicalismo y por los estudiantes de la reforma universitaria del 18) fueron canalizadas en el sentido de una expansión de la cobertura del sistema y  por  la  remociones  de  las  restricciones  de  ingreso a los estudios superiores.

La crisis del ’30 dio por tierra con el andamiaje del estado oligárquico, obligando a modificar el rol del estado como agente activo de intervención en una economía    que comenzaba el proceso de industrialización a través de una  sustitución forzada de importaciones. La década siguiente verá que la emergencia de la clase obrera y su correlato político, el peronismo, modificará drásticamente la estructura estatal no solamente por las nacionalizaciones de empresas sino también por la expansión de la escolarización hacia los más pobres, y la instalación de la educación como “derecho social”. La educación cumplió también un gran papel de socialización urbana de los migrantes internos, y un papel de inculcación política  muy notorio.

Tanto el peronismo como algunos de los gobiernos “desarrollistas” que los sucedieron adoptaron puntos de vista “economicistas” de la educación como preparación de la fuerza de trabajo al servicio del desarrollo planificado desde el estado y las grandes empresas locales y extranjeras.

La crisis de 1975 dio por tierra con los equilibrios básicos del estado benefactor que ya venía siendo golpeado desde hacía varios años. La dictadura militar inauguró una época de oscurantismo y subordinación del sistema educativo a los objetivos de disciplinamiento social, sobre todo teniendo en cuenta que el estudiantado había sido protagonista importante de la experiencia movilizadora de fines de los ‘60 hasta el regreso de Perón (entre el Cordobazo y el triunfo del peronismo en 1973, el estudiantado protagonizó importantes gestas de lucha).

El retorno de la democracia en 1983  se tradujo en el plano de las políticas educativas en intentos de eliminar el autoritarismo dentro de las instituciones y realizar módicos cambios curriculares siempre referidos al tema del pluralismo, el respeto ciudadano, la democracia, la convivencia, etc. pero olvidando la necesidad de mejorar los contenidos, programas, metodologías de enseñanza, organización, administración y gestión del sistema, lo cual resultó en una acumulación de contradicciones y demandas insatisfechas producto de las cuales surgió un poderoso sindicalismo magisterial. 

Finalmente la década del ’90 con sus discursos privatistas y eficientistas, trajo más descentralización y desregulación del sistema y, sobretodo, la idea de que la educación era parte de la política social gubernamental, es decir, era una instancia compensatoria de los costos sociales elevados de las propias políticas de desmantelamiento del estado de bienestar. Así, se produce una redefinición de funciones y las escuelas pasan a convertirse en multifuncionales donde los comedores, campañas sanitarias, documentación, etc. ocupan partes crecientes del tiempo y las preocupaciones cotidianas.

En el estado pos social, la educación tiende a concentrar las funciones que el estado deja de brindar y a convertirse en la principal barrera de contención social, con gravísimos costos en materia de calidad y resultados educativos.

Pensando las bases de la política educativa

Los textos van a proponer tres nudos gordianos: 1) Para qué sirven y qué se puede esperar de las reformas educativas (Jencks, Donoso); 2) Sobre qué diagnóstico o problematización de la realidad se piensan las reformas (Filmus y Puiggros); y 3) Sobre qué principios teóricos y bases analíticas pensar las políticas (todos los textos).

Empecemos por las malas noticias: las políticas educativas por sí solas tienen un impacto mínimo en los resultados formativos o aprendizajes efectivos. El texto de Jencks es bastante elocuente. La eficacia de los cambios en los factores internos de las instituciones educativas sobre los resultados (outputs) es de alrededor del 5%. 

Jencks propone un esquemático planteo “fabril” para poder entender  y aislar la incidencia de los cambios educativos sobre los resultados. Este esquema tiene 3 momentos: los insumos (“lo que entra a la escuela”), el proceso (la escuela, enseñanza, maestros, etc.) y el resultado (certificaciones, niveles alcanzados, saberes incorporados, empleos e ingresos obtenidos, satisfacciones simbólicas, etc.).

Plantea los insumos del proceso educativo en  donde incluye la aptitud cognitiva determinada por la dotación genética individual, las condiciones de vida materiales determinadas por la estratificación social, los antecedentes educativos y culturales familiares, y las condiciones psicológico-afectivas. Todos los insumos podrían describir las condiciones de “educabilidad” y son las que en general explican  la casi totalidad de los resultados educativos.

El proceso a cargo del sistema o las instituciones educativas incluye las condiciones de accesibilidad, los recursos materiales, los recursos humanos y su capacitación, el ambiente o clima social escolar y la organización con sus curriculums, etc. En general los cambios en estos factores no modifican mayormente los resultados a niveles agregados nacionales.

En este sentido, la escuela tiende a reflejar de manera bastante mecánica las diferencias de calidades de los “insumos” que recibe y los cambios o mejoras suelen ser neutros a la hora de achicar las brechas sociales, o directamente tienden a ampliarlas.  Sobre todo en aquellos sistemas que son suficientemente abiertos o cuasi universales como es el de la enseñanza primaria y media en nuestro país. Quién cree que la distribución social de conocimientos se modificaría tan solo con permitir que todos los alumnos pobres vayan a escuelas privadas de primer nivel manteniendo constantes todas las demás variables –para hacer un curioso experimento mental- es un iluso. La escuela tiene un papel muy acotado en el proceso de distribución simbólica y de competencias mentales y todos los estudios indican que se halla muy sobredeterminada por factores económicos y sociales.

Jencks encuentra más interesantes las motivaciones individuales de estructurar una experiencia social gratificante para los estudiantes  más que recargar a la escuela con mandatos políticos  de equiparación social que la exceden y que corresponden con otras esferas de la acción política: la distribución económica, del poder, etc.

En términos políticos es mucho más relevante la discusión sobre la equidad en la distribución y uso de recursos educativos y sobre la distribución de las cargas sociales del costo de la educación. Por ej. En la argentina el grueso de la población pobre que paga los impuestos al consumo (el IVA) de hecho está financiando buena parte de la educación universitaria de los sectores medios sin recibir casi nada (malos edificios, docentes mal pagos, etc.)  a cambio. Claro, los economicistas podrían decir: si está demostrado que los pobres igual no van a aprender, para qué darles buenas escuelas y gastar de más. Por este camino las escuelas se convierten en lugares de contención social, de control social, más que en lugares de formación.

El trabajo de Jencks demuestra que si se quiere mejorar la equidad y maximizar la distribución social del capital cultural las reformas tienen que empezar por fuera y coordinadamente con el sistema educativo. Las mejoras en la equidad de la distribución de ingresos, de condiciones de trabajo no opresivas, de mejoras en la seguridad social y la atención de la salud, son elementos fundamentales de una mejora educativa. Por supuesto, si además hay una mejora en la inversión en infraestructura, en la capacitación docente, una actualización y modernización administrativa y pedagógica, en el equipamiento,  etc. los resultados no pueden tardar en llegar.  Sin embargo, haciendo una suerte de prognósis (pronóstico fundado) si los estratos más deteriorados del sistema educativo mejoraran ostensiblemente, no cabe duda que los sectores medios que hoy concurren al sistema privado, con costos a cargo suyo, se volcarían a aprovechar las mejoras en el sistema público, gratuito. Esto generaría de nuevo renovadas presiones presupuestarias y posiblemente también intentos de desplazamiento de las clases populares  utilizando mecanismos de cierre social en los segmentos más dotados de las escuelas públicas, reproduciendo los mecanismos de preservación de distancias sociales. El régimen de enseñanza privada para que sea exitoso y crezca requiere necesariamente de la “complicidad” de un régimen público deteriorado. Simétricamente, una mejora en la calidad del sistema público aumentaría los niveles de exigencia pedagógica (violencia simbólica) aumentando sus efectos discriminadores sobre aquellas clases que ingresan al sistema público con menor dotación de capital cultural. El aumento de la calidad se haría en detrimento de la igualdad. A mayor calidad de la oferta educativa, mayor es el efecto discriminador por las diferencias de demanda.  La sola política de mejorar la calidad educativa y hacerla gratuita solo haría que los que tienen éxito hoy en ella, sobre todo en el segmento privado, lo sigan teniendo pero más barato.  El discurso políticamente correcto de enarbolar las banderas de calidad y equidad es en sí mismo contradictorio. Si las diferencias sociales extraescolares se mantienen estancas, los únicos en condiciones de capitalizar las mejoras de la oferta educativa pública serían  las clases medias.

Por tanto, la discusión de las reformas educativas no puede hacerse al margen de reformas sociales más vastas que mejoren las condiciones de “educabilidad” de la población. Por ello es también que Freire insiste tanto en el carácter intrínsecamente político del acto educativo: la educación como práctica de la libertad debe articularse con prácticas que la hagan posible. Una parte fundamental de la educación es preocuparse por lograr y alcanzar las condiciones que la hagan posible. Nuestra libertad nunca es simplemente dada (esto es una ilusión que corresponde a nuestra pertenencia de clase) sino necesariamente ganada generalmente mediante una lucha.  Por ello, las resistencias de los docentes y estudiantes a las políticas de deterioro de las condiciones sociales del proceso educativo son además de actos políticos, también y fundamentalmente actos pedagógicos. No hay nada más antipedagógico que la “naturalización” de la pobreza y la marginalidad dentro del aula, aunque la lección o la clase hayan sido perfectas desde el punto de vista didáctico o técnico-pedagógico.

Los dos mas importantes estudiosos de las politicas educativas, D. Filmus y A. Puiggrós  (ambos importantes decisores políticos en el campo educativo actual)  retomando estas ideas freireanas vuelven sobre el tema.

Filmus destacando que la educación ya no puede ser la panacea de nada, y que si bien es necesaria de ninguna forma es suficiente si no se acompaña con patrones equitativos  de desarrollo económico e integración social. Incluso en su último texto, señala taxativamente la necesidad de que la mayor inversión y los procesos de reforma y mejora educativas se inscriban fuertemente en un modelo de justicia social y no solo de desarrollo económico, además de abrir la puerta a la politización de la reforma educativa al incluir la educación como un vector posible y necesario del cambio social desde los sectores populares.

Puiggrós hace una excelente genealogía histórica de la idea de sujeto pedagógico y describe los dilemas sarmientinos de la educabilidad  del gaucho y las razas inferiores. Curiosamente, en este punto Sarmiento es un “antieducacionista”: solamente cambiando la base biológica de la población podía prosperar la educación (por ello la inmigración europea anglosajona y el exterminio del gaucho y el indio son las bases fundamentales de la civilización por la educación masiva estatal). Puiggrós lo contrapone a Varela, un pedagogo uruguayo que compartiendo el diagnóstico de civilización o barbarie, se pronuncia por la fé en la educación como medio suficiente para combatir la ignorancia de las “razas bárbaras”.

Conviene hacer una breve referencia al diagnóstico político de la crisis educativa.

En general la literatura coincide en un claro señalamiento de que los tres problemas fundamentales son la inequidad educativa, la baja calidad global de resultados y la baja eficiencia del sistema en su conjunto.  El nivel de enseñanza media es el más crítico: solo 41% de los chicos termina el nivel cuando en EEUU y Japón es el 85%.  También hay evidencia suficiente de la horrorosa realidad de la pauperización intelectual en términos de saberes y competencias básicas de nuestros estudiantes que apenas alcanzan a un 61% de los saberes elementales. Es notable el aplastamiento de los resultados en A. Latina respecto de Cuba que tiene una enorme brecha a su favor incluso por sobre los EEUU. Es notable también que EEUU esté muy por debajo de los rendimientos educativos de los países asiáticos de reciente industrialización y de Japón o Canadá, teniendo en cuenta que la inversión pública y privada en educación en EEUU es gigantesca. 

Los resultados de la evaluación de rendimientos en nuestro país demuestra cosas muy interesantes: el peso de las diferencias regionales es enorme. Las escuelas privadas de las provincias pobres tienen menos resultados que las escuelas estatales de las ricas y que el precio de las matrículas de las privadas no está relacionado significativamente con la excelencia de los aprendizajes. 

En definitiva, los desafíos centrales que parece plantearnos el sistema educativo nuestro son: aumentar los años de escolaridad de las poblaciones más pobres (reducir la deserción y el desgranamiento en el nivel medio) y  mejorar los resultados de aprendizaje.

En Puiggrós y en Filmus tenemos una formulación más general de los males del sistema educativo. Ambos tienen un diagnóstico mucho más político-cultural. Señalan la crisis en términos diferentes: las identidades nacionales y la fragmentación cultural amenazada por el consumo y los medios de comunicación de masas; la necesidad de integrarse al mundo global desde un identidad y una sociedad cohesionada; el papel político de la educación como generación de ciudadanía y actores democráticos con capacidades de intervención y de demanda sobre el estado y la política y la necesidad de integrar otros actores sociales a la acción educativa que ya no puede estar en manos del estado exclusivamente. 

Puiggrós señala el debilitamiento cultural del discurso pedagógico y el problema intergeneracional: el cambio cotidiano en materia de nuevas tecnologías hace imposible el cumplimiento del apotegma durkheimiano de la transmisión cultural entre generaciones, ya que en múltiples aspectos el acervo de saberes moderno excluye a las generaciones anteriores y privilegia a las nuevas.  Pero la escuela combina la obligatoriedad y la pretensión de legitimidad con un discurso de “falta de futuro”, de fatalismo, en una contradicción que resulta letal para el compromiso y el interés de sus propios destinatarios: las nuevas generaciones. Una vez más, si fuera de la educación no hay un destino, dentro de la educación no hay sentido.

PARA DEBATIR

-¿Acuerdan con el eje de equidad y justicia social para la política educativa? ¿Coinciden con la manera en que están plasmados en la Ley?

-¿Se puede sostener o reflotar el papel de la educación como forma de ascenso social individual meritocrático y al mismo tiempo politizar la cuestión educativa?

BONUS TRACK

Denunciando las políticas de reforma educativa de los ’90

Las políticas de reforma educativa en los años ’90 están atravesadas por singulares acontecimientos sociopolíticos y culturales mundiales. La caída del muro de Berlín y la reasimilación al mundo del capitalismo democrático de los países del este comunista europeo, la evidente hegemonía geopolítica global norteamericana, el avance electoral de gobiernos conservadores  durante los ‘80 (Thatcher y Reagan) y de gobiernos socialistas con programas conservadores (F. González y Mitterand) junto con la revolución en las comunicaciones y las tecnologías de la información, el papel del capital financiero en la economía mundial, etc.  Todos ellos tuvieron particular incidencia sobre los países del Tercer Mundo, en el sentido de recortar toda alternativa de heterodoxia en la política económica y social, obligando a seguir un molde fijo de  desregulación, apertura de la economía y ajuste fiscal con achicamiento del estado y privatizaciones, y también democracia parlamentaria y derechos civiles.

En este marco, como bien menciona Donoso citando al importante pedagogo español, A. Díaz Barriga, la imposibilidad de plantear soluciones específicas a los problemas sociales y económicos hizo que se depositaran en la educación expectativas crecientes que en algún punto alcanzan el nivel de “Mito”.  El análisis de los documentos liminares de los organismos internacionales que dieron pie a las reformas educativas  en nuestro continente y en el mundo, muestra esta proyección masiva de esperanzas en que finalmente lo que no haga el mercado espontáneamente, lo va a hacer la educación. Los documentos de la CEPAL, UNESCO y el Banco Mundial son bastante elocuentes.
No puede escapar al análisis el sentido ideológico de esta depositación “política” sobre la educación: una coartada que apela a creencias arraigadas en la población que permite ganar tiempo, aumentar la tolerancia hacia los costos sociales de las reformas económicas neoliberales y sobre todo hacer creer que el fracaso no reside en las reglas de acumulación y distribución “libres” sino en los individuos que no se esfuerzan en la escuela o son incapaces, que no son productivos, o en la corrupción del estado y la política. 

En cierto sentido la “educación” se ofrece como un sustituto “técnico” de la “política” para los gobiernos neoliberalizadores. No son modelos o ideas fuerzas de vida en común lo que despierta esperanzas en un futuro, sino el aumento del capital humano vía “sometimiento” de las poblaciones a los sistemas educativos remozados. Dada una realidad inmutable y determinada por las fuerzas del capital y la tecnología, la única respuesta es someterse de la mejor y “más educada” manera posible.  El énfasis puesto en la educación entonces debe llamar a la reflexión acerca del vacío que pretende llenar o encubrir: ausencia de respuestas en otros terrenos seguramente más decisivos para la educación misma.

Los tópicos de las reformas noventistas pasan fundamentalmente por ponerla al servicio de la “competitividad” y al mundo del trabajo.  La problemática de la “calidad”, la “equidad” y “descentralización” fueron las palabras claves de las reformas y en todas ellas aparecen los atravesamientos de la “eficiencia”, el énfasis en los resultados, el “rendimiento”, y finalmente, como muy bien explica Donoso: en la sacralización de la “evaluación” en donde vemos claramente el pasaje a la problemática típicamente foucaultiana del “gobierno de las almas” y de la “construcción de sujetos” que plantean algunos autores  que combinan pedagogía crítica con posmodernismo como Popkewitz.  

Es interesante plantear las críticas al discurso reformista neoliberal en educación en términos de inversión: en realidad no es su propósito formar la fuerza de trabajo para la modernización y la tecnología (en la Argentina se desmanteló la educación media técnica y se vaciaron las universidades de ingeniería y de ciencias básicas) porque dentro del papel que le caben a nuestras economías en el capitalismo global (exportadores de materias primas y bienes con bajo valor agregado de calificaciones y trabajo complejo)  no tienen cabida.  Con más perspicacia hay que analizarlas en términos de objetivos  “culturales”, “ideológicos”, formadores de conciencias de un sujeto, no solidario (como va a ser solidario si se le inculca la religión de la competitividad), individualista, dócil a los controles y acostumbrado a ellos, capaz sólo de cálculo de costos y beneficios, descreído del pasado y la historia, confiado en la salvación por la tecnología, desconfiado frente a los conflictos sociales y a los colectivos, y acostumbrado a no desear, no buscar, no pretender, sino a limitarse a elegir entre las opciones que se les ofrecen (Siempre hay que recordar la escena de Groucho Marx: “¿Qué quiere Ud. Señor? ¿Té o Café?... Sí, también”).

A mi juicio las reformas educativas de los noventa no pueden tomarse con seriedad, no constituyen en forma alguna un discurso consistente y que exprese deseos o voluntades colectivas. La proclamación de la calidad  se contrapone, se contradice con sus proclamaciones de equidad: la elevación del nivel, las exigencias y las evaluaciones es una manera de aumentar la selección y la segmentación social. Las proclamas por el aumento de la participación mediante la descentralización se limita a una desconcentración de responsabilidades y funciones, y se contrapone con la cerrada gestión tecnocrática que repele la participación de los actores sociales movilizados  (sindicatos, movimientos sociales, vecinales, etc.). La omnipresente invocación de la equidad no pasa de ser la conciencia vergonzante de tratar de “hacerse cargo” de los daños sociales ocasionados por las decisiones económicas y políticas, y se contradice con los estímulos a la privatización y la mercantilización de la educación concebida como un producto o bien transable cuya calidad depende del precio. 

Todas las formas de equidad –que sospechosamente reemplaza en el vocabulario a la anterior “igualdad de oportunidades”-  propuestas son capciosas o paradójicas: si hay educación igual para todos, hay exacta reproducción de las diferencias de origen, si hay educación compensatoria para estas diferencias es solamente un bluff ya que esas diferencias son extraeducativas y generalmente irreversibles dentro del sistema educativo (sin olvidar que aún cuando la escuela compense, su trabajo es infructuoso por la perpetuación de las causas que reproducen las diferencias de base), si la equidad es solo para los que pueden “retribuir” en el futuro el esfuerzo de inversión que se hace en ellos, la educación es claramente elitista.

Finalmente, quería remarcar una de las rémoras más perniciosas o al menos discutibles de los ’90: la evaluación. La verdadera cultura mundial de la evaluación esconde el simple hecho de que las instituciones educativas se convierten en dispositivos cada vez más tiranos de control social que vigilan todo el tiempo nuestras capacidades, estados de conciencia, efectos de aprendizajes, etc. y nos asignan funciones y lugares de acuerdo a los mismos. A tal punto es así, que podría afirmarse que la única política concreta de “calidad” es la evaluación permanente como mecanismo de ejercicio repetido hasta hacerse costumbre del poder sobre el sujeto. La evaluación debe ser entendida como la medición (un saber) de los efectos del poder sobre los sujetos. Es la “calidad” de las intervenciones del poder lo que se evalúa en realidad y no los saberes adquiridos por los sujetos.  La evaluación como requisito de la administración de las almas individuales siempre va unida a un discurso de redención y salvación de estas almas: los que no se sometan a la “educación” y sus instituciones corren riesgo de perdición (“los que no sepan inglés y computación… no tienen futuro”, etc.). Los que no pueden ser evaluados quedan automáticamente afuera, y sólo lo que son evaluados pueden tener derecho a “un lugar” que cuando salen mal en la evaluación, también quedan afuera.

Bueno, para no aburrirlos con más pálidas ni hacerlos dudar de la importancia de la reforma de Salvación Educativa (seguramente en unos pocos años va a reaparecer el tema), y teniendo en cuenta que los textos no son complicados, paso –¡que emoción!- al último trabajo práctico.


EJE PARA DEBATIR

-¿Las banderas de la calidad y la equidad son contradictorias?; ¿habría que cambiar de ejes?


TRABAJO PRACTICO OBLIGATORIO

-El documento (http://www.me.gov.ar/doc_pdf/ley_de_educ_nac.pdf) de la Ley de Educación Nacional en su Cap. 2 presenta ejes y objetivos.

Elija uno, léalo atentamente e inmediatamente haga el ejercicio de escribir sin pensar lo que le pareció. (Tipo técnica de asociación libre freudiana o torbellino de ideas). No vale pensar, consultar los textos, ni la clase, nada. Puro impulso que espero no supere la media carilla.