martes, 5 de julio de 2011

En la Unidad VI hay tres bloques temáticos: el que se refiere a la relación general entre educación-estado-política en la historia (Filmus y Puiggros). Un segundo eje de cuestiones fundamentales del problema de las reformas educativas (el clásico texto de Jencks que intenta contestar a la pregunta ¿para qué sirven?) y la última sobre diversos planteos respecto de las alternativas y formas de ver y encarar la transformación educativa respecto de las reformas de los años '90.


Educación, Estado y Política: ¿triángulo amoroso o infernal?

Uno de los problemas más importantes de nuestro campo disciplinar es el de la relación de la educación con la política y el estado. Durante muchos años se creyó que los orígenes de la educación de masas debían relacionarse con los procesos de industrialización y urbanización capitalista: la necesidad de contar con una mano de obra más capacitada, alfabetizada, etc. Hoy día los historiadores de los orígenes de los sistemas educativos tienden a subrayar la importancia de la consolidación de los estados nacionales. Los estados nacionales consolidados después de la Revolución Francesa y durante casi todo el Siglo XIX lograron vencer las resistencias culturales de localismos, credos religiosos, tradiciones, poderes locales, modos de vida pueblerinos, etc. a través de la extensión de los sistemas educativos que alfabetizaban la población e inculcaban lealtad no ya a los poderes tradicionales afincados en lo local, sino a este nuevo centro articulador: los “estados nacionales” de base republicana, cuya legitimidad del ejercicio del poder y la fuerza provenía del apoyo electoral.

Es decir, los estados nacionales acompañaron el impulso modernizador de la industrialización y el impulso a la participación política de las masas (universalización del voto) con una superestructura de distribución simbólica que permitiese controlar las lealtades de las masas. Demás está decir que motivaciones importantes que impulsaron el interés de las clases dominantes en la educación de masas fueron la organización de sindicatos obreros militantes, de partidos socialistas en Alemania, y de la proliferación de la militancia anarquista, con sus secuelas de permanentes luchas callejeras sobre todo en Francia desde la Revolución de 1848 hasta la Comuna de París en 1871, y antes en Inglaterra con el movimiento cartista, las olas de huelgas, etc.

El estado pasaba a ser el “protector” del sujeto individual contra las fuerzas incontenibles del mercado, la tecnología y el capitalismo, a través de sus aparatos de justicia, seguridad, salud y educación. El individuo pasaba de ser súbdito de un linaje, un señor, etc. para ser miembro de una comunidad política organizada a la que debía lealtad para hacerse merecedor de sus protecciones. El estado era la garantía de un mínimo de cohesión social amenazada por la lucha de clases (la llamada “cuestión social”).

Acerca de la influencia de otros factores importantes en el surgimiento de la educación estatal masiva podemos mencionar la influencia de la reforma protestante que implicaba la alfabetización de los creyentes (por la libre interpretación individual de los evangelios) y la conformación de ejércitos nacionales de “ciudadanos” (en vez de mercenarios o profesionalizados): a los reclutados se les requería un compromiso patriótico para la lucha, que lógicamente debía ser inculcado desde la más tierna infancia.

Si el papel del Estado nación ha sido revalorizado últimamente en los países centrales, en América Latina ha tenido un papel aún más significativo tanto en el proceso de modernización (dado que los grupos de interés económicos, las burguesías criollas eran mucho más débiles) como en el proceso de fidelización de la población a través de la generación de identidades nacionales.

La tradición borbónica y la administración colonial fueron importantes en la estructuración institucional del estado, pero sobre todo fueron las luchas entre centralismo y federalismo las que explican en gran medida las políticas de los vencedores en materia de masificar la escolarización de la población. En la Argentina este proceso nos remite al periodo de la organización nacional y sobre todo a partir de la presidencia de Mitre (continuadas por Sarmiento y Avellaneda) a la expansión de las estructuras administrativas del estado nacional (administración de la Justicia, los poderes públicos y la seguridad) junto con las estructuras educativas y represivas (el ejército de línea que derrotaba a los caudillos provinciales que seguían insurrectos).

A diferencia de otros países latinoamericanos, la feliz coincidencia de que el mercado mundial reclamaba nuestros granos, lanas y luego carnes, generando excedentes que permitieron una cierta diversificación social, la promoción de algunos sectores intermedios, que rompían con la tradición dualista y polarizada de las estructuras sociales de la mayor parte de los países latinoamericanos.

Esta mayor complejidad de la estructura de clases fue acentuada desde fines del siglo XIX por la afluencia de la migración europea y la urbanización metropolitana con su proliferación de actividades comerciales y de servicios.

Filmus observa los diversos modos en que la educación participó del proceso de constitución del Estado y el conflicto político.

El estado oligárquico liberal con sus libertades civiles pero elitismo político restrictivo y cerrados esquemas económicos que frustraban las expectativas de ascenso social utilizó al sistema educativo centralizado como un medio sustituto de integración y control social de las clases subalternas. Además de posibilitar un reclutamiento más selectivo de sus cuadros administrativos y técnicos, a través de la mejora de la educación de parte de la población. Las presiones de los sectores medios (expresadas en las luchas democráticas contra el fraude electoral llevadas adelante por el radicalismo y por los estudiantes de la reforma universitaria del 18) fueron canalizadas en el sentido de una expansión de la cobertura del sistema y por la remociones de las restricciones de ingreso a los estudios superiores.

La crisis del ’30 dio por tierra con el andamiaje del estado oligárquico, obligando a modificar el rol del estado como agente activo de intervención en una economía que comenzaba el proceso de industrialización a través de una sustitución forzada de importaciones. La década siguiente verá que la emergencia de la clase obrera y su correlato político, el peronismo, modificará drásticamente la estructura estatal no solamente por las nacionalizaciones de empresas sino también por la expansión de la escolarización hacia los más pobres, y la instalación de la educación como “derecho social”. La educación cumplió también un gran papel de socialización urbana de los migrantes internos, y un papel de inculcación política muy notorio.

Tanto el peronismo como algunos de los gobiernos “desarrollistas” que los sucedieron adoptaron puntos de vista “economicistas” de la educación como preparación de la fuerza de trabajo al servicio del desarrollo planificado desde el estado y las grandes empresas locales y extranjeras.

La crisis de 1975 dio por tierra con los equilibrios básicos del estado benefactor que ya venía siendo golpeado desde hacía varios años. La dictadura militar inauguró una época de oscurantismo y subordinación del sistema educativo a los objetivos de disciplinamiento social, sobre todo teniendo en cuenta que el estudiantado había sido protagonista importante de la experiencia movilizadora de fines de los ‘60 hasta el regreso de Perón (entre el Cordobazo y el triunfo del peronismo en 1973, el estudiantado protagonizó importantes gestas de lucha).

El retorno de la democracia en 1983 se tradujo en el plano de las políticas educativas en intentos de eliminar el autoritarismo dentro de las instituciones y realizar módicos cambios curriculares siempre referidos al tema del pluralismo, el respeto ciudadano, la democracia, la convivencia, etc. pero olvidando la necesidad de mejorar los contenidos, programas, metodologías de enseñanza, organización, administración y gestión del sistema, lo cual resultó en una acumulación de contradicciones y demandas insatisfechas producto de las cuales surgió un poderoso sindicalismo magisterial.

Finalmente la década del ’90 con sus discursos privatistas y eficientistas, trajo más descentralización y desregulación del sistema y, sobre todo, la idea de que la educación era parte de la política social gubernamental, es decir, era una instancia compensatoria de los costos sociales elevados de las propias políticas de desmantelamiento del estado de bienestar. Así, se produce una redefinición de funciones y las escuelas pasan a convertirse en multifuncionales donde los comedores, campañas sanitarias, documentación, etc. ocupan partes crecientes del tiempo y las preocupaciones cotidianas.

En el estado pos social, la educación tiende a concentrar las funciones que el estado deja de brindar y a convertirse en la principal barrera de contención social, con gravísimos costos en materia de calidad y resultados educativos.

Pensando las bases de la política educativa

Los textos van a proponer tres nudos gordianos: 1) Para qué sirven y qué se puede esperar de las reformas educativas (Jencks, Donoso); 2) Sobre qué diagnóstico o problematización de la realidad se piensan las reformas (Filmus y Puiggros); y 3) Sobre qué principios teóricos y bases analíticas pensar las políticas (todos los textos).

Empecemos por las malas noticias: las políticas educativas por sí solas tienen un impacto mínimo en los resultados formativos o aprendizajes efectivos. El texto de Jencks es bastante elocuente. La eficacia de los cambios en los factores internos de las instituciones educativas sobre los resultados (outputs) es de alrededor del 5%.

Jencks propone un esquemático planteo “fabril” para poder entender y aislar la incidencia de los cambios educativos sobre los resultados. Este esquema tiene 3 momentos: los insumos (“lo que entra a la escuela”), el proceso (la escuela, enseñanza, maestros, etc.) y el resultado (certificaciones, niveles alcanzados, saberes incorporados, empleos e ingresos obtenidos, satisfacciones simbólicas, etc.).

Plantea los insumos del proceso educativo en donde incluye la aptitud cognitiva determinada por la dotación genética individual, las condiciones de vida materiales determinadas por la estratificación social, los antecedentes educativos y culturales familiares, y las condiciones psicológico-afectivas. Todos los insumos podrían describir las condiciones de “educabilidad” y son las que en general explican la casi totalidad de los resultados educativos.

El proceso a cargo del sistema o las instituciones educativas incluye las condiciones de accesibilidad, los recursos materiales, los recursos humanos y su capacitación, el ambiente o clima social escolar y la organización con sus curriculums, programas, etc. En general los cambios en estos factores no modifican mayormente los resultados a niveles agregados nacionales.

En este sentido, la escuela tiende a reflejar de manera bastante mecánica las diferencias de calidades de los “insumos” que recibe y los cambios o mejoras suelen ser neutros a la hora de achicar las brechas sociales, o directamente tienden a ampliarlas. Sobre todo en aquellos sistemas que son suficientemente abiertos o cuasi universales como es el de la enseñanza primaria y media en nuestro país. Quién cree que la distribución social de conocimientos se modificaría tan solo con permitir que todos los alumnos pobres vayan a escuelas privadas de primer nivel manteniendo constantes todas las demás variables -para hacer un curioso experimento mental- es un iluso. La escuela tiene un papel muy acotado en el proceso de distribución simbólica y de competencias mentales y todos los estudios indican que se halla muy sobredeterminada por factores económicos y sociales.

Jencks encuentra más interesantes las motivaciones individuales de estructurar una experiencia social gratificante para los estudiantes más que recargar a la escuela con mandatos políticos de equiparación social que la exceden y que corresponden con otras esferas de la acción política: la distribución económica, del poder, etc.

En términos políticos es mucho más relevante la discusión sobre la equidad en la distribución y uso de recursos educativos y sobre la distribución de las cargas sociales del costo de la educación. Por ej. En la argentina el grueso de la población pobre que paga los impuestos al consumo (el IVA) de hecho está financiando buena parte de la educación universitaria de los sectores medios sin recibir casi nada (malos edificios, docentes con malas condiciones de trabajo, etc.) a cambio. Claro, los economicistas podrían decir: si está demostrado que los pobres igual no van a aprender, para qué darles buenas escuelas y gastar de más. Por este camino las escuelas se convierten en lugares de contención social, de control social, más que en lugares de formación.

El trabajo de Jencks demuestra que si se quiere mejorar la equidad y maximizar la distribución social del capital cultural las reformas tienen que empezar por fuera y coordinadamente con el sistema educativo. Las mejoras en la equidad de la distribución de ingresos, de condiciones de trabajo no opresivas, de mejoras en la seguridad social y la atención de la salud, son elementos fundamentales de una mejora educativa. Por supuesto, si además hay una mejora en la inversión en infraestructura, en la capacitación docente, una actualización y modernización administrativa y pedagógica, en el equipamiento, etc. los resultados no pueden tardar en llegar. Sin embargo, haciendo una suerte de prognósis (pronóstico fundado) si los estratos más deteriorados del sistema educativo mejoraran ostensiblemente, no cabe duda que los sectores medios que hoy concurren al sistema privado, con costos a cargo suyo, se volcarían a aprovechar las mejoras en el sistema público, gratuito. Esto generaría de nuevo renovadas presiones presupuestarias y posiblemente también intentos de desplazamiento de las clases populares utilizando mecanismos de cierre social en los segmentos más dotados de las escuelas públicas, reproduciendo los mecanismos de preservación de distancias sociales. El régimen de enseñanza privada para que sea exitoso y crezca requiere necesariamente de la “complicidad” de un régimen público deteriorado. Simétricamente, una mejora en la calidad del sistema público aumentaría los niveles de exigencia pedagógica (violencia simbólica) aumentando sus efectos discriminadores sobre aquellas clases que ingresan al sistema público con menor dotación de capital cultural. El aumento de la calidad se haría en detrimento de la igualdad. A mayor calidad de la oferta educativa, mayor es el efecto discriminador por las diferencias de demanda. La sola política de mejorar la calidad educativa y hacerla gratuita solo haría que los que tienen éxito hoy en ella, sobre todo en el segmento privado, lo sigan teniendo pero más barato. El discurso políticamente correcto de enarbolar las banderas de calidad y equidad es en sí mismo contradictorio. Si las diferencias sociales extraescolares se mantienen estancas, los únicos en condiciones de capitalizar las mejoras de la oferta educativa pública serían las clases medias.

Por tanto, la discusión de las reformas educativas no puede hacerse al margen de reformas sociales más vastas que mejoren las condiciones de “educabilidad” de la población. Por ello es también que Freire insiste tanto en el carácter intrínsecamente político del acto educativo: la educación como práctica de la libertad debe articularse con prácticas que la hagan posible. Una parte fundamental de la educación es preocuparse por lograr y alcanzar las condiciones que la hagan posible. Nuestra libertad nunca es simplemente dada (esto es una ilusión que corresponde a nuestra pertenencia de clase) sino necesariamente ganada generalmente mediante una lucha. Por ello, las resistencias de los docentes y estudiantes a las políticas de deterioro de las condiciones sociales del proceso educativo son además de actos políticos, también y fundamentalmente actos pedagógicos. No hay nada más antipedagógico que la “naturalización” de la pobreza y la marginalidad dentro del aula, aunque la lección o la clase hayan sido perfectas desde el punto de vista didáctico o técnico-pedagógico.

Tanto Filmus como Puiggrós (ambos importantes decisores políticos en el campo educativo actual) retomando estas ideas freireanas vuelven sobre el tema.

Filmus destacando que la educación ya no puede ser la panacea de nada, y que si bien es necesaria de ninguna forma es suficiente si no se acompaña con patrones equitativos de desarrollo económico e integración social. Incluso en su último texto, señala taxativamente la necesidad de que la mayor inversión y los procesos de reforma y mejora educativas se inscriban fuertemente en un modelo de justicia social y no solo de desarrollo económico, además de abrir la puerta a la politización de la reforma educativa al incluir la educación como un vector posible y necesario del cambio social desde los sectores populares.

Puiggrós hace una excelente genealogía histórica de la idea de sujeto pedagógico y describe los dilemas sarmientinos de la educabilidad del gaucho y las razas inferiores. Curiosamente, en este punto Sarmiento es un “antieducacionista”: solamente cambiando la base biológica de la población podía prosperar la educación (por ello la inmigración europea anglosajona y el exterminio del gaucho y el indio son las bases fundamentales de la civilización por la educación masiva estatal). Puiggrós lo contrapone a Varela, un pedagogo uruguayo que compartiendo el diagnóstico de civilización o barbarie, se pronuncia por la fé en la educación como medio suficiente para combatir la ignorancia de las razas bárbaras.

Conviene hacer una breve referencia al diagnóstico político de la crisis educativa.

En general la literatura coincide en un claro señalamiento de que los tres problemas fundamentales son la inequidad educativa, la baja calidad global de resultados y la baja eficiencia del sistema en su conjunto. El nivel de enseñanza media es el más crítico: solo 41% de los chicos termina el nivel cuando en EEUU y Japón es el 85%. También hay evidencia suficiente de la horrorosa realidad de la pauperización intelectual en términos de saberes y competencias básicas de nuestros estudiantes que apenas alcanzan a un 61% de los saberes elementales. Es notable el aplastamiento de los resultados en A. Latina respecto de Cuba que tiene una enorme brecha a su favor incluso por sobre los EEUU. Es notable también que EEUU esté muy por debajo de los rendimientos educativos de los países asiáticos de reciente industrialización y de Japón o Canadá, teniendo en cuenta que la inversión pública y privada en educación en EEUU es gigantesca.

Los resultados de la evaluación de rendimientos en nuestro país demuestra cosas muy interesantes: el peso de las diferencias regionales es enorme. Las escuelas privadas de las provincias pobres tienen menos resultados que las escuelas estatales de las ricas y que el precio de las matrículas de las privadas no está relacionado significativamente con la excelencia de los aprendizajes.

En definitiva, los desafíos centrales que parece plantearnos el sistema educativo nuestro son: aumentar los años de escolaridad de las poblaciones más pobres (reducir la deserción y el desgranamiento en el nivel medio) y mejorar los resultados de aprendizaje.

En Puiggrós y en Filmus tenemos una formulación más general de los males del sistema educativo. Ambos tienen un diagnóstico mucho más político-cultural. Señalan la crisis en términos diferentes: las identidades nacionales y la fragmentación cultural amenazada por el consumo y los medios de comunicación de masas; la necesidad de integrarse al mundo global desde un identidad y una sociedad cohesionada; el papel político de la educación como generación de ciudadanía y actores democráticos con capacidades de intervención y de demanda sobre el estado y la política y la necesidad de integrar otros actores sociales a la acción educativa que ya no puede estar en manos del estado exclusivamente.

Puiggrós señala el debilitamiento cultural del discurso pedagógico y el problema intergeneracional: el cambio cotidiano en materia de nuevas tecnologías hace imposible el cumplimiento del apotegma durkheimiano de la transmisión cultural entre generaciones, ya que en múltiples aspectos el acervo de saberes moderno excluye a las generaciones anteriores y privilegia a las nuevas. Pero la escuela combina la obligatoriedad y la pretensión de legitimidad con un discurso de “falta de futuro”, de fatalismo, en una contradicción que resulta letal para el compromiso y el interés de sus propios destinatarios: las nuevas generaciones. Una vez más, si fuera de la educación no hay un destino, dentro de la educación no hay sentido.

Denunciando las políticas de reforma educativa de los ’90


Las políticas de reforma educativa en los años ’90 están atravesadas por singulares acontecimientos sociopolíticos y culturales mundiales. La caída del muro de Berlín y la reasimilación al mundo del capitalismo democrático de los países del este comunista europeo, la evidente hegemonía geopolítica global norteamericana, el avance electoral de gobiernos conservadores durante los ‘80 (Thatcher y Reagan) y de gobiernos socialistas con programas conservadores (F. González y Mitterand) junto con la revolución en las comunicaciones y las tecnologías de la información, el papel del capital financiero en la economía mundial, etc. Todos ellos tuvieron particular incidencia sobre los países del Tercer Mundo, en el sentido de recortar toda alternativa de heterodoxia en la política económica y social, obligando a seguir un molde fijo de desregulación, apertura de la economía y ajuste fiscal con achicamiento del estado y privatizaciones, y también democracia parlamentaria y derechos civiles.

En este marco, como bien menciona Donoso citando al importante pedagogo español, A. Díaz Barriga, la imposibilidad de plantear soluciones específicas a los problemas sociales y económicos hizo que se depositaran en la educación expectativas crecientes que en algún punto alcanzan el nivel de “Mito”. El análisis de los documentos liminares de los organismos internacionales que dieron pie a las reformas educativas en nuestro continente y en el mundo, muestra esta proyección masiva de esperanzas en que finalmente lo que no haga el mercado espontáneamente, lo va a hacer la educación. Los documentos de la CEPAL, UNESCO y el Banco Mundial son bastante elocuentes.

No puede escapar al análisis el sentido ideológico de esta depositación “política” sobre la educación: una coartada que apela a creencias arraigadas en la población que permite ganar tiempo, aumentar la tolerancia hacia los costos sociales de las reformas económicas neoliberales y sobre todo hacer creer que el fracaso no reside en las reglas de acumulación y distribución “libres” sino en los individuos que no se esfuerzan en la escuela o son incapaces, que no son productivos, o en la corrupción del estado y la política.

En cierto sentido la “educación” se ofrece como un sustituto “técnico” de la “política” para los gobiernos neoliberalizadores. No son modelos o ideas fuerzas de vida en común lo que despierta esperanzas en un futuro, sino el aumento del capital humano vía “sometimiento” de las poblaciones a los sistemas educativos remozados. Dada una realidad inmutable y determinada por las fuerzas del capital y la tecnología, la única respuesta es someterse de la mejor y “más educada” manera posible. El énfasis puesto en la educación entonces debe llamar a la reflexión acerca del vacío que pretende llenar o encubrir: ausencia de respuestas en otros terrenos seguramente más decisivos para la educación misma.

Los tópicos de las reformas noventistas pasan fundamentalmente por ponerla al servicio de la “competitividad” y al mundo del trabajo. La problemática de la “calidad”, la “equidad” y “descentralización” fueron las palabras claves de las reformas y en todas ellas aparecen los atravesamientos de la “eficiencia”, el énfasis en los resultados, el “rendimiento”, y finalmente, como muy bien explica Donoso: en la sacralización de la “evaluación” en donde vemos claramente el pasaje a la problemática típicamente foucaultiana del “gobierno de las almas” y de la “construcción de sujetos” que plantean algunos autores que combinan pedagogía crítica con posmodernismo como Popkewitz.

Es interesante plantear las críticas al discurso reformista neoliberal en educación en términos de inversión: en realidad no es su propósito formar la fuerza de trabajo para la modernización y la tecnología (en la Argentina se desmanteló la educación media técnica y se vaciaron las universidades de ingeniería y de ciencias básicas) porque dentro del papel que le caben a nuestras economías en el capitalismo global (exportadores de materias primas y bienes con bajo valor agregado de calificaciones y trabajo complejo) no tienen cabida. Con más perspicacia hay que analizarlas en términos de objetivos “culturales”, “ideológicos”, formadores de conciencias de un sujeto, no solidario (como va a ser solidario si se le inculca la religión de la competitividad), individualista, dócil a los controles y acostumbrado a ellos, capaz sólo de cálculo de costos y beneficios, descreído del pasado y la historia, confiado en la salvación por la tecnología, desconfiado frente a los conflictos sociales y a los colectivos, y acostumbrado a no desear, no buscar, no pretender, sino a limitarse a elegir entre las opciones que se les ofrecen (Siempre hay que recordar la escena de Groucho Marx: “¿Qué quiere Ud. Señor? ¿Té o Café?... Sí, también”).

A mi juicio las reformas educativas de los noventa no pueden tomarse con seriedad, no constituyen en forma alguna un discurso consistente y que exprese deseos o voluntades colectivas. La proclamación de la calidad se contrapone, se contradice con sus proclamaciones de equidad: la elevación del nivel, las exigencias y las evaluaciones es una manera de aumentar la selección y la segmentación social. Las proclamas por el aumento de la participación mediante la descentralización se limita a una desconcentración de responsabilidades y funciones, y se contrapone con la cerrada gestión tecnocrática que repele la participación de los actores sociales movilizados (sindicatos, movimientos sociales, vecinales, etc.). La omnipresente invocación de la equidad no pasa de ser la conciencia vergonzante de tratar de “hacerse cargo” de los daños sociales ocasionados por las decisiones económicas y políticas, y se contradice con los estímulos a la privatización y la mercantilización de la educación concebida como un producto o bien transable cuya calidad depende del precio.

Todas las formas de equidad –que sospechosamente reemplaza en el vocabulario a la anterior “igualdad de oportunidades”- propuestas son capciosas o paradójicas: si hay educación igual para todos, hay exacta reproducción de las diferencias de origen, si hay educación compensatoria para estas diferencias es solamente un bluff ya que esas diferencias son extraeducativas y generalmente irreversibles dentro del sistema educativo (sin olvidar que aún cuando la escuela compense, su trabajo es infructuoso por la perpetuación de las causas que reproducen las diferencias de base), si la equidad es solo para los que pueden “retribuir” en el futuro el esfuerzo de inversión que se hace en ellos, la educación es claramente elitista.

Finalmente, quería remarcar una de las rémoras más perniciosas o al menos discutibles de los ’90: la evaluación. La verdadera cultura mundial de la evaluación esconde el simple hecho de que las instituciones educativas se convierten en dispositivos cada vez más tiranos de control social que vigilan todo el tiempo nuestras capacidades, estados de conciencia, efectos de aprendizajes, etc. y nos asignan funciones y lugares de acuerdo a los mismos. A tal punto es así, que podría afirmarse que la única política concreta de “calidad” es la evaluación permanente como mecanismo de ejercicio repetido hasta hacerse costumbre del poder sobre el sujeto. La evaluación debe ser entendida como la medición (un saber) de los efectos del poder sobre los sujetos. Es la “calidad” de las intervenciones del poder lo que se evalúa en realidad y no los saberes adquiridos por los sujetos. La evaluación como requisito de la administración de las almas individuales siempre va unida a un discurso de redención y salvación de estas almas: los que no se sometan a la “educación” y sus instituciones corren riesgo de perdición (“los que no sepan inglés y computación… no tienen futuro”, etc.). Los que no pueden ser evaluados quedan automáticamente afuera, y sólo lo que son evaluados pueden tener derecho a “un lugar” que cuando salen mal en la evaluación, también quedan afuera.

Bueno, para no aburrirlos con más pálidas ni hacerlos dudar de la importancia de la reforma de Salvación Educativa (seguramente en unos pocos años va a reaparecer el tema), y teniendo en cuenta que los textos no son complicados, paso –¡que emoción!- al último trabajo práctico.

TRABAJO PRACTICO
 
¿Qué impactos sobre los resultados educativos se pueden esperar de políticas como la Asignación Universal por Hijo y el Plan Conectar - Igualdad?
 
Para Debatir
 
¿Se puede sostener o reflotar el papel de la educación como forma de ascenso social individual meritocrático y al mismo tiempo politizar la cuestión educativa?

17 comentarios:

  1. Paso un link que puede ayudar al trabajo practico!

    http://www.unicef.org/argentina/spanish/jornadas_asignacion_universal.pdf

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  2. Melisa Proficio
    ¿Qué impactos sobre los resultados educativos se pueden esperar de políticas como la Asignación Universal por Hijo y el Plan Conectar - Igualdad?

    La Asignación Universal por Hijo es una medida política que acompaña la implementación de la obligatoriedad del nivel secundario. A mi entender impacta en la educación en la medida que aumenta la matricula escolar: la asignación permite continuar con su trayectoria a muchos chicos que debían ayudar económicamente en su hogar, o aquellas mamás o papás adolescentes que muchas veces abandonan la escuela cuando nacen sus hijos; chicos que cuidan a sus hermanos y dejan la escuela, etc.
    Pero además de aumentar el número de alumnos que siguen la escuela secundaria, el Plan Conectar- Igualdad impactaría modificando viejas formas de enseñanza y buscando nuevas formas actualizadas que sean más atractivas para los jóvenes, esto es, incluyendo nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Con esto se pretende garantizar el acceso a los sectores menos favorecidos económicamente a los medios informáticos, ya que estos devienen en técnicas culturales y económicas dominantes. Para ello es necesaria también una alfabetización digital que ofrezca los elementos básicos para la comprensión lingüística y técnica de las herramientas informáticas. Creo que estos planes impactarían en los resultados educativos beneficiosamente a largo plazo y dependiendo del uso que los profesores le den en el aula (a las netbook), es decir, la entrega de netbook acompañada de una capacitación docente en el uso de nuevas tecnologías que logren captar la atención de los alumnos y mejorar su aprendizaje preparándolos para el futuro laboral.

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  3. Graciela Schtutman
    Teniendo en cuenta lo que plantean Filmus y Jenks, poco impacto puede esperarse de cambios dentro del Sistema Educativo. En ese sentido podría pensarse que el uso de computadoras o la menor deserción, vía los condicionamientos al plan Asignación, no variaría los resultados. Sin embargo ambos casos son decisiones políticas que van más allá de las aulas, porque implican la presencia de un Estado haciéndose cargo de un rol que había perdido durante los gobiernos neoliberales, y no están ajenas de otras politicas (Plan Argentina Trabaja, Formándonos, el estímulo a las escuelas técnicas, avances en la distribución para más justicia social, etc.). Entonces pienso que sí pueden tener impacto, ir cambiando la tendencia, sobre todo si se combina con un rol más político de los docentes, más concientes de su lugar en nuestra sociedad. Opuesto al modelo de ascenso social meritocrático. Seguimos en el debate....

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  4. La Asignación universal por hijo, es una manera precaria, pero importante como inicio, de volver a poner a la educación de los individuos en un lugar de mucha importancia, más allá de los resultados, en la conciencia colectiva se genera una nueva mirada, "el estado da importancia a la formación tanto como el trabajo",. Esto puede producir (siempre y cuando allá un plan a largo plazo e integral, no solo educación, sino también bienestar y dignificacion de las personas) un cambio cultural en los próximos años que beneficiaran a todos. Esta mirada positiva, es contraria al fatalismo expresado en los apuntes que leímos, me cuesta pararme en tantas controversias adquiridas son pensar que esto puede cambiar siempre y cuando tengamos la decisión de hacerlo.
    Con respecto a el plan Conectar-Igualdad. Se genera una mirada optimista, que si se quiere, las cosas se pueden lograr, que nada es imposible, por el solo hecho de darles a los niños computadoras, el simbolismo que creó que puede surgir en ellos, es el hecho de verse como que son importantes, por lo cual creo, en mi parecer es una buena medida, que aun, en forma indirecta, puede ser para los docentes un desafió a cambiar las formas de transmitir el conocimiento, en sus formas más tradicionales y a la vista de esta era de la tecnología, son inadecuadas, teniendo que buscar nuevas formas de educar a está generación.
    En una mirada muy crítica, la década del 90 fue nefasta, en todos los sentidos, y si me detengo en la educación, aun más, transmitiendo a los docentes y alumnos una feroz competitividad, unos contra otros, en la cual la evaluación, paso hacer lo más valioso para todos, los mejores trabajos, una dignidad mayor, etc. Algo que le hizo muy mal a las generaciones pasadas y que todavía se reflejarán en estas generaciones.

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  5. Es importante responder esta pregunta teniendo en cuenta los textos de la unidad 6; tal vez si no se nos hubiesen presentado, las respuestas hubiesen sido otras. No digo que las afirmaciones sean indiscutibles pero el ofrecer reflexión sobre la situación educativa contemporánea puede contrarrestar nuestros póstumos contaminados por los medios masivos de comunicación y su vaguedad de certezas.
    Por cierto, las opiniones del común de la sociedad sobre la Asignación Universal por Hijo y el Plan Conectar Igualdad suelen ser antagónicas. Los argumentos se habitúan positivos, siempre, por los identificados con el Kirchnerismo y por supuesto, negativos, siempre, con los que discuten el modelo.
    Creo que las reformas o implementación de planes que pretendan equidad deben estar necesariamente acompañadas por políticas de Estado que mantengan consonancia con la redistribución de los recursos. El modelo que despliega un gobierno debe tener como ejes a la educación, la salud y demás esferas que compartan una disposición de reformas comunes a una pretensión general.
    Creo que esta es la respuesta a si los planes educativos lograrán un resultado positivo

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  6. Considero que los impactos que pueda provocar en los resultados sean negativos si la política se limita a la distribución de computadoras o de aumento en el registro de ingreso escolar, quizá pueda ser paliativo, pero a largo plazo sin una conjunción de políticas, no serviría de mucho.
    Si dejo el negativismo y mantengo mi fe en que ese programa de políticas exista y sea aplicado a la educación y funcione, mejoraría los estratos educativos mas deteriorados y esto, según el pronóstico fundado solo conduciría a más cierre social.
    Como ya se ha mencionado, las posiciones ante estas políticas son variadas, por lo que considero que la base para acompañar estas medidas debería ser una campaña de toma de conciencia, sobre la desigual redistribución de los recursos (para liberar, como decía Freire y para avergonzar como dice Jencks).

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  7. Los impactos que se pueden esperar son positivos a mi entender " positivista" valga la redundancia, ya que por ejemplo el plan conectar – igualdad le da la posibilidad a los chicos que no cuentan con los recursos para tener una computadora en su casa que puedan aprender y familiarizarse con una en el colegio y así también aprenden los que no saben a manejar el uso básico de una ( requerimiento indispensable en cualquier trabajo ). Ademas sumado a que se las dan cuando terminan el colegio sirve como incentivador para lograr que hagan un mayor esfuerzo y así terminan el colegio completo, sin adeudar materias. En consecuencia están aptos para empezar una carrera universitaria al otro año.
    No creo que esto pase en el 50% de los casos si quiera, pero es un objetivo de este plan.

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  8. Creo que estas medidas políticas son limitadas pero no por eso dejan de ser validadas, tal vez, como primeros pasos.
    Limitadas porque, los planes, creo, deben estar acompañados de otras políticas que impliquen al ser humano en su completud y sus necesidades. Hay muchas otras esferas que requieren gran atención a la hora de pretender cambios educativos trascendentales. Ahora bien, alguien me comentó hace poco algo de la Asignación Universal en relación a los Derechos Humanos... no recuerdo muy bien la opinión que recibí al respecto pero de todas maneras me dejaron pensando... tal vez constituya los primeros esfuerzos para empezar a cavar más profundo llegando así a las políticas que tanto esperamos (expresión de sentido común)se imlementen, no?

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  9. Yo creo que lo que se puede esperar de políticas como la Asignación Universal por Hijo y el Plan Conectar – Igualdad son aportes positivos sobre la educación.
    La Asignación Universal por Hijo generó un aumento de la escolarización. 3,6 millones de chicos en estado de vulnerabilidad, con esta asignación tienen la posibilidad de acceder no solo a una educación, sino también a mejorar su salud.
    Y con lo que respecta al Plan Conectar – Igualdad, tampoco puede generar resultados negativos, al contrario, la mayoría de los alumnos de clase media baja y alta tiene la posibilidad de contar con una computadora en sus casas. Lo no tenencia de una netbooks en las clases pobres genera una diferencia en torno al modo de aprendizaje, en un contexto donde la tecnología esta en casi todos los espacios de la vida.

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  10. Celeste Iturre
    Considero que la implementación de políticas tales como la Asignación Universal y el Plan Conectar - Igualdad resultan positivas, siempre y cuando dichas políticas puedan perdurar en el tiempo mas allá de los gobiernos de turno.
    La Asignación Universal es una medida económica educativa la cual permite que aquellas poblaciones con menores recursos puedan escolarizar a los niños, sacarlos de la situación de calle y contar con cierto respaldo económico.
    El Plan Conectar Igualdad también impacta positivamente porque se introduce en las situaciones áulicas cotidianas una herramienta fundamental para el posterior desempeño laboral. Además, aquellos alumnos con menos recursos tienen la posibilidad de acceder a tecnologías que en otros ámbitos no tienen.
    Sostengo entonces que el impacto es positivo; reitero, lo ideal sería que se mantengan en el tiempo, se modifiquen en caso de ser necesario pero que se implementen medidas económicas, educativas y sociales que apunten a la mayor igualdad de acceso posible.

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  11. Opino que toda medida que tenga como objetivo perseguir un bien común, como es la educación, es válida. Pero si estos planes son "excusas" de gobiernos de turno para seducir a las personas en busca de votos electorales, me parece aberrante. Quisiera saber si realmente esto está dando resultado. Y si lo está hasta cuando! Creo que habría que invertir en educación con mejores sueldos para los maestros, mejores condiciones edilicias, reformar los planes educativos, estimular desde pequeños a los niños para que se interesen en alguna area, que el gobierno otorgue materiales gratuitos para aquellos que no tienen. La educación no sólo se encuentra dentro de una escuela, también se encuentra en el arte, la musica, la danza, el deporte. Cosas esenciales que se dejan totalmente de lado.
    Si no hubiera corrupción, habría mayor presupuesto para llevar adelante muchos cambios. Todo empieza con la economía, es el gran motor. Con mejores sueldos, menos inflación, mayor producción, mi país sería hoy el mejor.

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  12. Delfina Cairoli

    Considero que los resultados que puede brindar el programa Conectar Igualdad pueden ser positivos pero que aún no pueden notarse porque es una iniciativa reciente, lo veo asi porque es una manera de vincular a los alumnos con las nuevas tecnologías y de volverlos dueños de ellas, no solamente como una herramienta que pertenece al colegio. Además esta política está acompañada de capacitaciones a los docentes para que puedan realizar un buen trabajo con los alumnos y de evaluación y seguimiento de los impactos y resultados de la misma por parte del Estado, dando cuenta de que no es una política que se agota en entregar computadoras.
    En cuanto a la Asiganción Universal por Hijo pienso que da resulados positivos porque asegura la escolarización de los niños además de un control de salud de los mismos.
    Estos programas dan cuenta de una vuelta a un Estado más presente en cuanto a políticas sociales, revirtiendo la situación neoliberal en la que las provincias, municipios o escuelas eran las encargadas de sostener la educación y dar respuesta a las demandas sociales básicas.
    De todos modos, considero que estas medidas deberían ser mantenidas e incrementadas trascendiendo los gobiernos políticos.

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  13. Medina sofìa
    Creo que la asignación universal por hijo y el plan conectar igualdad, son políticas que, siguiendo a Jencks no garantizan el éxito académico o el aumento de los ingresos a futuro, si solo se centran en el acceso a la educación o las neetbook. Para tener un impacto mayor deben estar acompañadas de políticas que busquen distribuir de mejor manera los ingresos, que apunten a la salud, al trabajo, etc., y a una toma de conciencia sobre la distribución de los ingresos. En cuanto a las neetbooks, deben tener también un acompañamiento en materia de capacitación digital, pero a su vez de las condiciones necesarias para su implementación, como lo son tendido de red eléctrica, Internet, etc. Ya que este proyecto abarca todo el país y hay zonas que no cuentan con dichas condiciones. En este sentido esta política atiende otras esferas de la vida de los individuos. Comparto la idea de Graciela de que tienen que ir acompañadas también por un rol más polito de los docentes pero también de los estudiantes, el tema es que se esta perdiendo el sentido por la educación porque esta solo tiene sentido si mejora el nivel del ingreso. Y ya que este no esta garantizado, ¿cual es el sentido?. Me parece que estamos tomando a la educación a modo de mercancía solamente, ¿que hay de la realización personal?, ¿de la educación como una palanca de cambio?, ¿de la escuela como un espacio desde donde hacer política?, mas allá de que no sea satisfactoria, o no se le encuentre sentido a la educación, la escuela proporciona muchos espacios donde los estudiantes comparten su ideas, formas de vida, etc.( horas libres, recreos, horas con algún docente comprometido o en clase haciendo caso omiso al docente). Es un espacio de socialización muy importante y creo que a pesar de que muchas veces no sea un espacio grato, igualmente se generan espacios de reflexión y de crítica, de compromiso, de amistad. Para mi la educación no solo tiene que ver con contar con un nivel de ingresos mayor a futuro, sino que es la herramienta que nos permite transformar, es verdad que tiene que ir acompañada por políticas que atiendan todas las esferas sociales y no solo por políticas focalizadas, pero también creo que desde las aulas y desde nuestro lugar como ciudadanos tenemos el derecho y el deber de reclamar y ser concientes de que podemos tener una mejor educación, nosotros podemos darle sentido a la educación y despojarla de ese lugar de mercancia.

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  14. La Asignación Universal por Hijo permite ayudar y continuar con la trayectoria educativa de muchos chicos que se encuentran en situaciones desfavorables, a tal punto de tener que “cambiar” obligatoriamente la escuela por trabajo. Sin dudas, esta política ha permitido una gran reincorporación de la escolaridad. Aunque, esto no quiere decir que sea efectiva ( con respecto al nivel académico).
    Por su parte, el Plan Conectar- Igualdad también pretende que se garantice que los sectores menos favorecidos, en este caso, tengan acceso a las nuevas tecnologías, como lo son las computadoras. Pero esto debe ir acompañado de una preparación más exigente en la capacitación docente, porque si se piensa que se las entregan para que “jueguen”, hay un gran problema, porque se busca preparar a los alumnos para las ofertas laborales futuras.
    Hay que dejar en claro, que son “políticas” prometedoras y recientes, pero entre el discurso y la practica hay un trecho grande; es decir, que puedan ser aplicadas de manera eficiente en la educación. Mantendremos la expectativa y el “positivismo” para que se mantengan en el tiempo y se logren.

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  15. Zeballos Tania Ludmila

    A mi entender, los impactos sobre la educación de políticas tales como la Asignación Universal por Hijo o el Plan Conectar Igualdad, podrían llegar a impactar de manera favorable sobre el resultado de adquisición de conocimientos en la población estudiantil producto, en un caso, de la obligatoriedad de asistencia de los niños, y por otro, el acceso a nuevas tecnologías.
    Sin embargo, mi sensación es que dichas políticas son más de índoles asistencialistas que educativas. Sin lugar a dudas los roles que cumplen actualmente las instituciones son producto de acontecimientos políticos-sociales actuales y pasados. Considero oportuno la implementación de políticas sociales que favorezcan la calidad de vida pero creo que paralelamente, sin dejar de lado las problemáticas actuales que inciden directamente en el desarrollo del conocimiento, se debe reforzar en políticas netamente educativa como la pretensión de una mayor adquisición de conocimientos por parte de los alumnos y una capacitación docente tanto en relación a conocimientos como en las temáticas actuales.

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  16. Facundo Caballero:

    Hablar de resultados sobre la educación, supone una evaluación previa. En este punto creo que se debe definir desde donde se quiere evaluar, si desde la equidad o desde la calidad, pues (según entiendo a Jencks) pueden dar resultados antagónicos. No vaya a ser que ambas políticas se contradigan en los resultados esperados.

    Pensando la AUH y el plan conectar-igualdad como un capital, implicaría si, una mejora en las estadísticas por el hecho que se mejora el capital inicial.

    Pensando en un sentido positivista, de buena fe, ambas políticas buscan una mejora.
    Pensando en un sentido conformista, ambas políticas son mejor que nada.
    Pensando en un sentido pesimista, ambas políticas son un gasto mal dirigido, quizá por no atacar directamente lo que está defectuoso.

    Creo que mientras se considere opuesto lo privado de lo público (es decir, lo mío de lo nuestro); mientras el progreso de uno sea en detrimento del otro, difícilmente haya un progreso real y digno de ser reconocido. Como lo publico es lo tocable (modificable) y lo privado lo intocable (prohibido), lo publico estará en continua tensión (en jaque): buscará "acomodarse" a lo privado para no molestar, y a la vez que querrá ser el motivador del progreso, el igualador de clases, etc, etc .
    Si observamos en las estadísticas la educación de Cuba nos encontramos con uno de los niveles más altos en todo el mundo ¿Qué nos dice esto?, ¿Qué tiene cuba que ni EE.UU tiene?
    No estoy diciendo que copiemos su forma, para nada. Si creo que las políticas tienen que buscar incentivar la solidaridad y el compromiso social.

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  17. Graciela S
    En mi opinión creo, que la Asignación Universal por Hijo, es un factor muy importante, ya que, muchas personas pueden acceder a la educación y a una buena salud. Es decir, gracias a ella, niñas, niños y adolescentes pudieron incorporarse al ámbito educativo, pues, es un beneficio que gozan las personas de bajos recursos, de esta forma, pueden adquirir una educación y una salud digna.
    Con respecto a las políticas relacionadas con el Plan Conectar – Igualdad, podemos presumir, que muchas personas de clases populares no tenían la posibilidad de acceder a herramientas informáticas como las netbooks, entonces de esta manera, ellos pueden apropiarse de diferentes conocimientos tecnológicos. Pues, son políticas de inclusión, que deberían extenderse a lo largo y a lo ancho del país, manteniendo un serio compromiso social. Es fundamental, además, brindar capacitación continúa para que aquellos (beneficiarios) puedan insertarse en el mercado laboral, principalmente.

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