Anabella
plantea el tema de la desmotivación que
es muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que la encuesta PISA coloca a
los estudiantes argentinos como de los más insatisfechos con la escuela del
mundo. La desmotivación de los estudiantes no tiene que ver también con el
desinterés de la escuela en incorporar los intereses e inquietudes de los niños
y jóvenes: ¿no se puede enseñar matemática con los puntajes de las tablas de
posiciones del futbol, o los precios de las cosas que compran o usan los
chicos, no se puede enseñar lengua con las canciones de moda, las telenovelas,
o las revistas populares, o usando twiter?. La pregunta sobre los enfoques fue
mal interpretada: no se pregunta por la forma de estudiar el fenómeno sino por
los factores causales que cada enfoque en particular tiene. Es evidente que un
tema como la desmotivación podría ser enfocado no interactivamente como
problemas individuales, como problemas de grupos poco estimulantes, pero la
sociología debería bucear en factores más estructurales como las clases
sociales (¿se puede motivar a los chicos de la misma manera en la villa
Victoria que en Bernal?) las políticas educativas (¿cómo influye en la
motivación las becas del bicentenario o el Plan Conectar o la AUH?), por ejemplo.
Sobre el
tema de la desmotivación es excelente la observación de Agustina de que el
primer desmotivado para enseñar suele ser el docente, también es interesante la
variedad de factores individuales, sociales y culturales, que pueden estar
incidiendo en este fenómeno de debilitamiento
de la vocación docente. Veronica hace consideraciones generales pero no aclara la especificidad de cada nivel de análisis (en este sentido no cumple la consigna). Hay algunas afirmaciones que son temerarias: "triunfa el que viola" (¿?) "la familia es de bajo nivel" (tiene poco que ver con el tema del desinterés). Este tema también lo menciona Denisse y propone con
acierto lo que podrían contribuir los distintos enfoques. Leonor también está
preocupada por si la docencia conserva algo de vocación o es solo una salida
laboral, pero no propone los distintos enfoques posibles sobre el tema. Leer
los textos.
Sobre la
misma cuestión Braian plantea poner en primer plano al maestro y diferencia
bien un enfoque psicológico o grupal que apuntaría a los personal o a la
interacción docente – alumno, del enfoque socio o antropológico que incluye
dimensiones más vastas.
Eric
plantea el tema muy interesante de la imagen de autoridad del director, al que se lo ve desde los alumnos como
“jefe de una prisión” y propone acertadamente diversas maneras de ver el mismo
problema de la autoridad desde la psicología individual, la sociología y los
códigos culturales. Es confuso en cambio cuando caracteriza el enfoque grupal
de la psicología social. La autoridad, el liderazgo se puede estudiar también
como una función grupal, es también un fenómeno cara a cara.
Bárbara
propone el aumento de la violencia escolar como tema que se
viene agravando y propone con acierto diversos enfoques posibles desde lo
psicológico a lo cultural. Aunque no está claro en el texto, la violencia no es
solo entre alumnos ni tampoco de padres o el entorno contra la escuela, ¿qué
papel tienen los docentes y las instituciones en la reproducción de la
violencia?. En el mismo sentido Claudia agrega el posible papel de los medios
de comunicación, pero en su propuesta de enfoque sociológico retoma cuestiones
de interacción cotidiana, es decir plantea lo sociológico como grupal fuera de
la escuela, lo que podría estar demostrando un error de comprensión del texto.
Releer y preguntar en clase.
Silvina
propone el tema más antiguo de todos: el fracaso
escolar, sería interesante profundizar más en la cuestión de que “se quiere
disimular el fracaso” o que las estadísticas mienten que incluso es un tema tan
importante como el fracaso mismo. Un enfoque sociológico obliga a analizar las
políticas públicas y sus efectos.
Lorena
ofrece temas muy generales: el no respeto de la diversidad, el desencuentro con
el saber, la discriminación, la no
inclusión. Es interesante como para desarrollar las prácticas cotidianas de
microexclusiones o microdiscrimanciones de docentes e instituciones.
Noelia y
Lázaro también apuntan a la estigmatización y sus efectos nocivos y
desmotivantes. Es un tema clásico de la sociología de la educación que vamos a
ver extensamente: “el etiquetado” y
que permite trascender el enfoque de sentido común puramente psicológico que
tiende a reforzar las etiquetas. En el mismo sentido va la puntualización de
María sobre la discriminación también entre alumnos y está muy bien las
diferencias de enfoques que pueden hacerse desde la psicología, lo grupal y lo
social.
Cecilia
trae la cuestión del fracaso de los acuerdos
de convivencia para contener los hechos de indisciplina de los estudiantes.
Es curioso, pero lo más común esos acuerdos imponen normas a los estudiantes y
nunca a los docentes ni directivos (¿que nunca faltan, ni llegan tarde, ni son
agresivos con los alumnos, enseñan poco o mal, e incluso muchas veces de pelean
entre ellos mismos?). Es una discusión muy interesante, yo tiendo a pensar que
los más obligados por las normas son los docentes, adultos con autoridad, mucho
más que los alumnos. Bajo un enfoque sociológico casi diría que si no se logra
“disciplinar” a los docentes, directivos y autoridades (jefaturas, DGE, etc.
que tambien violan sus propias normas) menos se van a poder disciplinar a los
alumnos, ni mucho menos a los padres. Es algo para debatir largo y tendido.
Valeria en
la misma línea, propone la pérdida de
autoridad del maestro y lo relaciona con el ausentismo docente y los paros
gremiales. Gran tema también de larga historia y que vamos a ver con mas
detenimiento en el futuro. La vieja autoridad tácita del docente que venía con
el guardapolvo blanco y el cargo ya no tiene vigencia alguna y hoy día la
autoridad hay que ganársela y no pedirla, volveremos sobre el tema.
Federico
propone la cuestión de la educación
ambiental y expone en detalle la base normativa a nivel nacional y
provincial, además de preguntarse en qué medida la escuela no debería articular
con iniciativas comunitarias. Son muy adecuados los diversos factores
mencionados desde lo psicológico a lo cultural involucrados. Yo agregaría la
necesidad de incluir en los contenidos informativos los grandes conflictos
ambientales en la sociedad argentina actual: los agroquímicos, la
medicalización de la vida cotidiana, las distorsiones en los hábitos
alimentarios (contaminación del cuerpo), y la minería por lexiviación.
Gabriela
propone el tema de la deserción en la
universidad. También es un fenómeno que acompaña el crecimiento de la
matrícula universitaria. Con buen criterio propone las contribuciones distintas
que sobre esto podrían hacer desde la psicología hasta las ciencias sociales.
Valeria
propone el tema del rol educativo de la
familia, aunque luego se centra en la relación con la escuela. Pero, ojo
que el planteo de los enfoques tiene errores de comprensión: que el enfoque
psicológico debe comprender el contexto social va en contra del texto mío.
Releer y preguntar en clase. El mismo tema propone Ana Laura, que hace una
adecuada diferenciación de los enfoques posibles.
Nora
postula el tema de las nuevas
instituciones educativas como los bachilleratos populares, pero no propone
en qué podrían contribuir los distintos enfoques.
Emilce
propone un tema de máxima actualidad como es las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito
educativo y el plan Conectar Igualdad, tambien discrimina muy bien las
posibilidades que pueden brindar los distintos enfoques disciplinares para
estudiarlo.
Diego
presente el tema del paso de escuela
pública a escuela privada pero es muy escueto en las formas o enfoques en
que podría estudiarse un fenómeno de tanta magnitud.
Juan Manuel
propone algo así como “para qué sirve la
escuela, que aprovechan los alumnos
de la escuela para sus vidas”. Tema también de larga historia sobre el que
volveremos una y otra vez. Creo que en el enfoque antropológico hay una
confusión, releer.
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