martes, 7 de julio de 2015

TEXTO DE APOYO Y TP 8



Comenzamos los dos últimos ejes temáticos referido a las instituciones y prácticas educativas, y al estado, las políticas y los sistemas educativos. 

Sujetos y prácticas en educación: la escuela, los maestros y los alumnos en un mundo de globalizadores y globalizados.

Producto de las modas académicas y los desarrollos de otras disciplinas (lingüística, crítica literaria, análisis del discurso, sociología de las organizaciones, estudios culturales, etc.) este rubro de la sociología de la educación es el que más se ha desarrollado en los últimos 20 años. La fragmentación social, el individualismo,  el culto por el multiculturalismo y la diversidad hicieron de los sujetos,  sus “identidades”, un objeto privilegiado de análisis. La escuela se convierte, ante el acelerado cambio de costumbres y creencias producido por  el “capitalismo global de la información”, en una institución “arcaica” emparentada con el Estado (vade retro Satanás) que debe estar sometida a reforma tras reforma tras reforma para ponerse a tono con los nuevos tiempos, la nueva tecnología, los cambios en el trabajo y en el consumo, en la sexualidad y las relaciones sociales en la “aldea global”. La figura del maestro se convierte en una especie de “fósil” al que hay que someter a reanimación asistida para mantenerlo con vida –porque parece que es un pariente muy querido que nadie quiere que muera- y el encuentro educativo pasa a ser una especie de ritual que va perdiendo sentido al lado de la potencia de las nuevas tecnologías de la información, y los medios masivos de comunicación.  El “exotismo” de la escuela, con sus “masas” de chicos en formaciones, con sus extrañas costumbres colectivas de cantos y saludos a la bandera, sus jerarquías, sus uniformes, sus horarios y rutinas, el descontrol de los recreos, etc. exacerba la curiosidad posmoderna por espiarla y descubrir en ella los “personajes” que la habitan.

Las teorías subjetivistas que buscan identidades por doquier, intentan penetrar en el “sentido” producido por los actores, los significados de sus acciones, sus visiones de la realidad y autopercepciones, sus posicionamientos frente a la realidad y las formaciones discursivas que utilizan, las huellas de los discursos de otros órdenes sociales en la educación, etc.  La ausencia de un remitirse a un gran sentido dado primordial (en la economía, la lucha de clases, la civilización o cualquier otra cosa) obliga a refugiarse en los pequeños sentidos (o sinsentidos) de los sujetos que por un momento aparecen libres o indiferentes a  sus condiciones sociales de existencia.

El reconocimiento de la autonomía de los actores, y la indagación acerca de cuáles y cómo se forman sus puntos de vista y formas de conciencia, es uno de los grandes aportes de esta generación de estudios sociales sobre la educación. La imposibilidad de articular esto en una lectura más comprensiva del orden social y sobre todo de sus conflictos y contradicciones es su gran déficit, pero bueno mi abuela me decía: “Mucho y bien, no hay quien”.

Los textos propuestos, como muestra de los aportes en este registro de investigación, son apenas una minúscula porción de todo lo que se ha escrito acerca de la cultura escolar, la vida cotidiana en la escuela, el rol transformado del docente, los símbolos en la escuela, etc.

Hemos optado por  focalizar en los dos grandes personajes de esta “farsa” en la que “los maestros hacen que enseñan y los alumnos hacen que aprenden”: los maestros y los alumnos.

En el primer texto de Tudesco (1994), notable estudioso de las cuestiones educativas y reciente ex Ministro de Educación, podemos encontrar un detallado planteo de las modificaciones que los cambios en la cultura del capitalismo globalizado acarrean para las funciones de la escuela y la definición del rol docente.  Tedesco intenta contestar la pregunta por el sentido actual de la escuela y cómo relacionar a sus protagonistas con las nuevas exigencias y condiciones históricas.

Lo primero que señala es que las identidades de las nuevas generaciones mismas dejan de ser estables, prescriptas (por mandatos, tradición, herencia, etc.) e integrales (tienden a impregnar muchos aspectos de la personalidad o la vida social del sujeto)  y pasan a ser inestables, cambiantes, voluntarias (electivas, por gusto o afinidades), y fragmentarias. Configuran más que identidades colectivas consolidadas (clase social, raza, edad, profesión, etc.) “estilos de vida”  donde la personalización de la propia vida aparece como un valor: cuanto más me diferencio de los demás, cuanto menos dependo y pertenezco, cuanto más soy yo mismo, mejor.

Esto implica que se desdibuja un elemento esencial que justifica la existencia de la escuela como sitio socializador por excelencia: un modelo cultural homogéneo, un “hombre ideal”, valores unívocos, un modelo de perfección al que aspirar, un modelo de inspiración para todos, etc. El universalismo y el resto de los valores “modernizadores” (orientación al logro, la independencia, etc.) vistos en la segunda clase, ¿recuerdan?, pueden ser representados como la síntesis escueta de ese modelo. La socialización secundaria debía ser diferente de la primaria (familiar y tradicional).

La escuela era un sitio social especialmente acondicionado y organizado para operar esta socialización secundaria sobre la base ejemplar de un modelo, donde el maestro fungía implícita o explícitamente de carnadura y soporte de ese modelo. 

Ahora, el trastocamiento producto de la combinación de individualismo y globalización desdibuja el modelo y junto con él, las fronteras que separan la función de la familia y la socialización primaria, de la escuela y la socialización secundaria. Tedesco  desarrolla muy bien el fenómeno visible de primarización de la socialización secundaria, y de la secundarización de la socialización primaria. Los chicos se incorporan más temprano a la escuela, están menos con padres y familiares, y tienen más contacto en el hogar con agentes de socialización secundaria (medios de comunicación, Internet, etc.), son ejemplos de esta última. A su vez, los medios de comunicación tienden a incluir a la vida privada y personalizar los programas para sus televidentes (El Gran Hermano, etc.) y la escuela también tiende a flexibilizar los programas, el trato, reducir el peso de la autoridad personal del maestro, y la ideología de la “enseñanza personalizada”, son ejemplos de la primera.

El docente se ve sometido a una fuerte redefinición de sus competencias en un contexto que tiende a reducir su consideración social y política. El docente se debate entre  tendencias contrapuestas: la profesionalización y la desprofesionalización, la exacerbación del encierro individual en el aula y el trabajo en equipo,  la innovación y la rutina, la enseñanza especializada y la enseñanza básica, la convicción democrática y militante como trabajadores y la neutralidad política como profesionales “técnicos”.  El desarrollo de un extenso movimiento sindical docente en casi todos los países de A. Latina en el que nuestro país se destaca especialmente, muestra en los últimos 20 años, la importancia de la defensa de la educación pública aún en el contexto de las privatizaciones.

En la historia argentina, la conformación del actor docente  ha pasado de la “vocación” individual, del “apostolado” en función de las necesidades del Estado, a los intereses profesionales y a una voluntad de cambio social. La docencia ha recorrido una parábola que la encuentra al comienzo como una piedra angular de la legitimidad del Estado Nacional y del orden político oligárquico, y al final como uno de los sectores más contestatarios, combativos y desafiantes.

Aquí vale una digresión ya que Tedesco esquiva el tema en cierta forma. La identidad docente como “trabajadores” de la educación forjada a lo largo de muchos años de luchas sindicales (podríamos decir desde la gran huelga y la marcha blanca de 1987), tiene también implicancias muy fuertes en la redefinición del sentido y el rol del educador. Es claro que aumenta la independencia de criterio frente a las autoridades políticas, se pierde la confianza política en el “sistema” y también se debilita el “compromiso personal” con el rol formal. El elemento vocacional fuertemente emocional es desplazado a favor de una consideración integral donde las condiciones de trabajo, los recursos materiales e institucionales son puestos en primer término. Asimismo, la organización y la práctica sindical hace que el docente resigne en cierta medida su  individualismo tradicional ya que pasa a autoperciberse  como parte de un “colectivo” sujeto de derecho. Por supuesto no hay una transferencia directa entre estos procesos de organización gremial y las prácticas institucionales y pedagógicas cotidianas pero sí se genera un clima más abierto a los cambios y sobre todo de mayor presión sobre las autoridades  políticas para posibilitarlos. La bandera de “defensa de la educación pública” ha sido una señal de identidad muy fuerte, con mucha legitimidad social, que tendiendo a reconocer el papel fundamentalmente político de la educación,  no convalidaba la profesionalización tecnicista que se intentaba instaurar en los ’90 como patrón eficientista de definición del rol.

Sin embargo, no puede decirse que las transformaciones operadas por la maduración política y sindical del actor docente hayan sido suficientes para instaurar un nuevo modelo de rol docente y un nuevo modelo de institución escolar. La identidad como “trabajadores” puede derivar en una pérdida de responsabilidades y compromiso pedagógico, el clima de democratización y de mayor apertura y participación en las instituciones puede derivar en desorganización y anomia, la mayor presión política por el cambio puede derivar en un caos de cambios irrelevantes para que nada cambie, etc. 

La combinación de los cambios culturales globales de los ’90 con la fuerte politización de la bandera educativa y del actor docente da nacimiento  al  planteo de cambiar las instituciones a partir de ellas mismas. Los docentes y los alumnos, las familias, son los agentes de las instituciones, son los que producen sentido en las escuelas. Las consecuencias no conocidas de una reapropiación del patrón de interacción entre los agentes en la escuela  constituyen las nuevas bases de sus viejas promesas de igualdad, libertad, conocimiento, etc.

La breve pero no menos excelente conferencia de Tedesco sobre las posibilidades de una política de la subjetividad, publicada este año,  repasa los desafíos de la escuela y sus agentes ante los nuevos parámetros del “capitalismo” fluido y sin límites que socava las bases de la cohesión social y que en A. Latina aparece con el drama de la exclusión, de la pérdida de sentido y de proyecto para amplias capas de la población. Lo que me atrae del razonamiento de Tedesco es que encuentra una veta de revalorización de la escuela en lo que suele ser presentado como sus mayores  debilidades: el hecho de que sea una institución de “transmisión” y no solo de “libre intercambio”, y el hecho de que sea un espacio social colectivo no electivo y en cierta medida “aislado” de su entorno.  Ambas condiciones permiten en una medida no despreciable facilitar experiencias fuertemente constituyentes de la subjetividad que no están disponibles en otros entornos sociales. La posibilidad de generar autoconfianza y reconocimiento a la propia capacidad y a las propias potencialidades, la posibilidad de proyección de esas potencialidades hacia el futuro y hacia los otros, y la posibilidad de narrar de dar cuenta de lo que nos pasa, son los ejes que ve Tedesco para una política “contracultural” de la subjetividad que la escuela pueda sostener.

Por último, mi investigación sobre el orden normativo y disciplinario en las escuelas de sectores marginados, muestra una serie bastante amplia de incongruencias y contradicciones de la estructura vigente de reglas de regulación del comportamiento de los alumnos en la escuela, al punto de poder caracterizar la situación como “anomia”, es decir, un estado de pérdida de sentido y desorientación de los actores que ven disueltos los marcos de referencia y finalidades que fundamentan sus conductas en la institución. Los alumnos y maestros se ven envueltos en una serie de dobles mensajes, situaciones de impunidad, injusticia, tolerancia y permisividad, componiendo un microentorno normativo para la acción pedagógica que reproduce y amplia el fatalismo y el desaliento.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA

Conferencia de Tedesco


Educación, Estado y Política: ¿triángulo amoroso o infernal?

Uno de los problemas más importantes de nuestro campo disciplinar es el de la relación de la educación con la política y el estado. Durante muchos años se creyó que los orígenes de la educación de masas debían relacionarse con los procesos de industrialización y urbanización capitalista: la necesidad de contar con una mano de obra más capacitada, alfabetizada, etc. Hoy día los historiadores de los orígenes de los sistemas educativos tienden a subrayar la importancia de la consolidación de los estados nacionales.  Los estados nacionales consolidados después de la Revolución Francesa y durante casi todo el Siglo XIX lograron vencer las resistencias culturales de localismos, credos religiosos, tradiciones, poderes locales, modos de vida pueblerinos, etc. a través de la extensión de los sistemas educativos que alfabetizaban la población e inculcaban lealtad no ya a los poderes tradicionales afincados en lo local, sino a este nuevo centro articulador: los “estados nacionales” de base republicana, cuya legitimidad del  ejercicio del poder y la fuerza provenía del apoyo electoral.

Es decir, los estados nacionales acompañaron el impulso modernizador de la industrialización y el impulso a la participación política de las masas (universalización del voto) con una superestructura de distribución simbólica que permitiese controlar las lealtades de las masas. Demás está decir que motivaciones importantes que impulsaron el interés de las clases dominantes en la educación de masas fueron la organización de sindicatos obreros militantes, de partidos socialistas en Alemania, y de la proliferación de la militancia anarquista, con sus secuelas de permanentes luchas callejeras sobre todo en Francia desde la Revolución de 1848 hasta  la Comuna de París en 1871, y antes en Inglaterra con el movimiento cartista, las olas de huelgas, etc. 

El estado pasaba a ser el “protector” del sujeto individual contra las fuerzas incontenibles del mercado, la tecnología y el capitalismo,  a través de sus aparatos de justicia, seguridad, salud y educación. El individuo pasaba de ser súbdito de un linaje, un señor, etc. para ser miembro de una comunidad política organizada a la que debía lealtad para hacerse merecedor de sus protecciones.   El estado era la garantía de un mínimo de cohesión social amenazada por la lucha de clases (la llamada “cuestión social”).

Acerca de la influencia de otros factores importantes en el surgimiento de la educación estatal masiva podemos mencionar la influencia de la reforma protestante que implicaba la alfabetización de los creyentes (por la libre interpretación individual de los evangelios)  y  la conformación de ejércitos nacionales de “ciudadanos” (en vez de mercenarios o profesionalizados) reclutados que requerían un compromiso patriótico para la lucha, que lógicamente debía ser inculcado desde la más tierna infancia.

Si el papel del Estado nación ha sido revalorizado últimamente en los países centrales, en América Latina ha tenido un papel aún más significativo tanto en el proceso de modernización (dado que los grupos de interés económicos, las burguesías criollas eran mucho más débiles) como en el proceso de fidelización de la población a través de la generación de identidades nacionales.

La tradición borbónica y la administración colonial fueron importantes en la estructuración institucional del estado, pero sobre todo fueron las luchas entre centralismo y federalismo las que explican en gran medida las políticas de los vencedores en materia de masificar la escolarización de la población. En la Argentina este proceso nos remite al periodo de la organización nacional y sobre todo a partir de la presidencia de Mitre (continuadas por Sarmiento y Avellaneda) a la expansión de las estructuras administrativas del estado nacional (administración de la Justicia, los poderes públicos y la seguridad) junto con las estructuras educativas y represivas (el ejército de línea que derrotaba a los caudillos provinciales que seguían insurrectos).

A diferencia de otros países latinoamericanos, la feliz coincidencia de que el mercado mundial reclamaba nuestros granos, lanas y luego carnes, generando excedentes que permitieron una cierta diversificación social, la promoción de algunos sectores intermedios, que rompían con la tradición dualista y polarizada de las estructuras sociales  de la mayor parte de los países latinoamericanos.

Esta mayor complejidad de la estructura de clases fue agravada desde fines del siglo XIX por la afluencia de la migración europea y la urbanización metropolitana con su proliferación de actividades comerciales y de servicios.

Filmus observa los diversos modos en que la educación participó del proceso de constitución del Estado y el conflicto político.

El estado oligárquico liberal con sus libertades civiles pero elitismo político restrictivo y cerrados esquemas económicos que frustraban las expectativas de ascenso social utilizó al sistema educativo centralizado como un medio sustituto de integración y control social de las clases subalternas. Además de posibilitar un  reclutamiento más selectivo de sus cuadros administrativos y técnicos,  a través de la mejora de la educación de parte de la población.  Las presiones de los sectores medios  (expresadas en las luchas democráticas contra el fraude electoral llevadas adelante por el radicalismo y por los estudiantes de la reforma universitaria del 18) fueron canalizadas en el sentido de una expansión de la cobertura del sistema y  por  la  remociones  de  las  restricciones  de  ingreso a los estudios superiores.

La crisis del ’30 dio por tierra con el andamiaje del estado oligárquico, obligando a modificar el rol del estado como agente activo de intervención en una economía    que comenzaba el proceso de industrialización a través de una  sustitución forzada de importaciones. La década siguiente verá que la emergencia de la clase obrera y su correlato político, el peronismo, modificará drásticamente la estructura estatal no solamente por las nacionalizaciones de empresas sino también por la expansión de la escolarización hacia los más pobres, y la instalación de la educación como “derecho social”. La educación cumplió también un gran papel de socialización urbana de los migrantes internos, y un papel de inculcación política  muy notorio.

Tanto el peronismo como algunos de los gobiernos “desarrollistas” que los sucedieron adoptaron puntos de vista “economicistas” de la educación como preparación de la fuerza de trabajo al servicio del desarrollo planificado desde el estado y las grandes empresas locales y extranjeras.

La crisis de 1975 dio por tierra con los equilibrios básicos del estado benefactor que ya venía siendo golpeado desde hacía varios años. La dictadura militar inauguró una época de oscurantismo y subordinación del sistema educativo a los objetivos de disciplinamiento social, sobre todo teniendo en cuenta que el estudiantado había sido protagonista importante de la experiencia movilizadora de fines de los ‘60 hasta el regreso de Perón (entre el Cordobazo y el triunfo del peronismo en 1973, el estudiantado protagonizó importantes gestas de lucha).

El retorno de la democracia en 1983  se tradujo en el plano de las políticas educativas en intentos de eliminar el autoritarismo dentro de las instituciones y realizar módicos cambios curriculares siempre referidos al tema del pluralismo, el respeto ciudadano, la democracia, la convivencia, etc. pero olvidando la necesidad de mejorar los contenidos, programas, metodologías de enseñanza, organización, administración y gestión del sistema, lo cual resultó en una acumulación de contradicciones y demandas insatisfechas producto de las cuales surgió un poderoso sindicalismo magisterial. 

Finalmente la década del ’90 con sus discursos privatistas y eficientistas, trajo más descentralización y desregulación del sistema y, sobretodo, la idea de que la educación era parte de la política social gubernamental, es decir, era una instancia compensatoria de los costos sociales elevados de las propias políticas de desmantelamiento del estado de bienestar. Así, se produce una redefinición de funciones y las escuelas pasan a convertirse en multifuncionales donde los comedores, campañas sanitarias, documentación, etc. ocupan partes crecientes del tiempo y las preocupaciones cotidianas.

En el estado pos social, la educación tiende a concentrar las funciones que el estado deja de brindar y a convertirse en la principal barrera de contención social, con gravísimos costos en materia de calidad y resultados educativos.

Pensando las bases de la política educativa

Los textos van a proponer tres nudos gordianos: 1) Para qué sirven y qué se puede esperar de las reformas educativas (Jencks, Donoso); 2) Sobre qué diagnóstico o problematización de la realidad se piensan las reformas (Filmus y Puiggros); y 3) Sobre qué principios teóricos y bases analíticas pensar las políticas (todos los textos).

Empecemos por las malas noticias: las políticas educativas por sí solas tienen un impacto mínimo en los resultados formativos o aprendizajes efectivos. El texto de Jencks es bastante elocuente. La eficacia de los cambios en los factores internos de las instituciones educativas sobre los resultados (outputs) es de alrededor del 5%. 

Jencks propone un esquemático planteo “fabril” para poder entender  y aislar la incidencia de los cambios educativos sobre los resultados. Este esquema tiene 3 momentos: los insumos (“lo que entra a la escuela”), el proceso (la escuela, enseñanza, maestros, etc.) y el resultado (certificaciones, niveles alcanzados, saberes incorporados, empleos e ingresos obtenidos, satisfacciones simbólicas, etc.).

Plantea los insumos del proceso educativo en  donde incluye la aptitud cognitiva determinada por la dotación genética individual, las condiciones de vida materiales determinadas por la estratificación social, los antecedentes educativos y culturales familiares, y las condiciones psicológico-afectivas. Todos los insumos podrían describir las condiciones de “educabilidad” y son las que en general explican  la casi totalidad de los resultados educativos.

El proceso a cargo del sistema o las instituciones educativas incluye las condiciones de accesibilidad, los recursos materiales, los recursos humanos y su capacitación, el ambiente o clima social escolar y la organización con sus curriculums, etc. En general los cambios en estos factores no modifican mayormente los resultados a niveles agregados nacionales.

En este sentido, la escuela tiende a reflejar de manera bastante mecánica las diferencias de calidades de los “insumos” que recibe y los cambios o mejoras suelen ser neutros a la hora de achicar las brechas sociales, o directamente tienden a ampliarlas.  Sobre todo en aquellos sistemas que son suficientemente abiertos o cuasi universales como es el de la enseñanza primaria y media en nuestro país. Quién cree que la distribución social de conocimientos se modificaría tan solo con permitir que todos los alumnos pobres vayan a escuelas privadas de primer nivel manteniendo constantes todas las demás variables –para hacer un curioso experimento mental- es un iluso. La escuela tiene un papel muy acotado en el proceso de distribución simbólica y de competencias mentales y todos los estudios indican que se halla muy sobredeterminada por factores económicos y sociales.

Jencks encuentra más interesantes las motivaciones individuales de estructurar una experiencia social gratificante para los estudiantes  más que recargar a la escuela con mandatos políticos  de equiparación social que la exceden y que corresponden con otras esferas de la acción política: la distribución económica, del poder, etc.

En términos políticos es mucho más relevante la discusión sobre la equidad en la distribución y uso de recursos educativos y sobre la distribución de las cargas sociales del costo de la educación. Por ej. En la argentina el grueso de la población pobre que paga los impuestos al consumo (el IVA) de hecho está financiando buena parte de la educación universitaria de los sectores medios sin recibir casi nada (malos edificios, docentes mal pagos, etc.)  a cambio. Claro, los economicistas podrían decir: si está demostrado que los pobres igual no van a aprender, para qué darles buenas escuelas y gastar de más. Por este camino las escuelas se convierten en lugares de contención social, de control social, más que en lugares de formación.

El trabajo de Jencks demuestra que si se quiere mejorar la equidad y maximizar la distribución social del capital cultural las reformas tienen que empezar por fuera y coordinadamente con el sistema educativo. Las mejoras en la equidad de la distribución de ingresos, de condiciones de trabajo no opresivas, de mejoras en la seguridad social y la atención de la salud, son elementos fundamentales de una mejora educativa. Por supuesto, si además hay una mejora en la inversión en infraestructura, en la capacitación docente, una actualización y modernización administrativa y pedagógica, en el equipamiento,  etc. los resultados no pueden tardar en llegar.  Sin embargo, haciendo una suerte de prognósis (pronóstico fundado) si los estratos más deteriorados del sistema educativo mejoraran ostensiblemente, no cabe duda que los sectores medios que hoy concurren al sistema privado, con costos a cargo suyo, se volcarían a aprovechar las mejoras en el sistema público, gratuito. Esto generaría de nuevo renovadas presiones presupuestarias y posiblemente también intentos de desplazamiento de las clases populares  utilizando mecanismos de cierre social en los segmentos más dotados de las escuelas públicas, reproduciendo los mecanismos de preservación de distancias sociales. El régimen de enseñanza privada para que sea exitoso y crezca requiere necesariamente de la “complicidad” de un régimen público deteriorado. Simétricamente, una mejora en la calidad del sistema público aumentaría los niveles de exigencia pedagógica (violencia simbólica) aumentando sus efectos discriminadores sobre aquellas clases que ingresan al sistema público con menor dotación de capital cultural. El aumento de la calidad se haría en detrimento de la igualdad. A mayor calidad de la oferta educativa, mayor es el efecto discriminador por las diferencias de demanda.  La sola política de mejorar la calidad educativa y hacerla gratuita solo haría que los que tienen éxito hoy en ella, sobre todo en el segmento privado, lo sigan teniendo pero más barato.  El discurso políticamente correcto de enarbolar las banderas de calidad y equidad es en sí mismo contradictorio. Si las diferencias sociales extraescolares se mantienen estancas, los únicos en condiciones de capitalizar las mejoras de la oferta educativa pública serían  las clases medias.

Por tanto, la discusión de las reformas educativas no puede hacerse al margen de reformas sociales más vastas que mejoren las condiciones de “educabilidad” de la población. Por ello es también que Freire insiste tanto en el carácter intrínsecamente político del acto educativo: la educación como práctica de la libertad debe articularse con prácticas que la hagan posible. Una parte fundamental de la educación es preocuparse por lograr y alcanzar las condiciones que la hagan posible. Nuestra libertad nunca es simplemente dada (esto es una ilusión que corresponde a nuestra pertenencia de clase) sino necesariamente ganada generalmente mediante una lucha.  Por ello, las resistencias de los docentes y estudiantes a las políticas de deterioro de las condiciones sociales del proceso educativo son además de actos políticos, también y fundamentalmente actos pedagógicos. No hay nada más antipedagógico que la “naturalización” de la pobreza y la marginalidad dentro del aula, aunque la lección o la clase hayan sido perfectas desde el punto de vista didáctico o técnico-pedagógico.

Los dos mas importantes estudiosos de las politicas educativas, D. Filmus y A. Puiggrós  (ambos importantes decisores políticos en el campo educativo actual)  retomando estas ideas freireanas vuelven sobre el tema.

Filmus destacando que la educación ya no puede ser la panacea de nada, y que si bien es necesaria de ninguna forma es suficiente si no se acompaña con patrones equitativos  de desarrollo económico e integración social. Incluso en su último texto, señala taxativamente la necesidad de que la mayor inversión y los procesos de reforma y mejora educativas se inscriban fuertemente en un modelo de justicia social y no solo de desarrollo económico, además de abrir la puerta a la politización de la reforma educativa al incluir la educación como un vector posible y necesario del cambio social desde los sectores populares.

Puiggrós hace una excelente genealogía histórica de la idea de sujeto pedagógico y describe los dilemas sarmientinos de la educabilidad  del gaucho y las razas inferiores. Curiosamente, en este punto Sarmiento es un “antieducacionista”: solamente cambiando la base biológica de la población podía prosperar la educación (por ello la inmigración europea anglosajona y el exterminio del gaucho y el indio son las bases fundamentales de la civilización por la educación masiva estatal). Puiggrós lo contrapone a Varela, un pedagogo uruguayo que compartiendo el diagnóstico de civilización o barbarie, se pronuncia por la fé en la educación como medio suficiente para combatir la ignorancia de las “razas bárbaras”.

Conviene hacer una breve referencia al diagnóstico político de la crisis educativa.

En general la literatura coincide en un claro señalamiento de que los tres problemas fundamentales son la inequidad educativa, la baja calidad global de resultados y la baja eficiencia del sistema en su conjunto.  El nivel de enseñanza media es el más crítico: solo 41% de los chicos termina el nivel cuando en EEUU y Japón es el 85%.  También hay evidencia suficiente de la horrorosa realidad de la pauperización intelectual en términos de saberes y competencias básicas de nuestros estudiantes que apenas alcanzan a un 61% de los saberes elementales. Es notable el aplastamiento de los resultados en A. Latina respecto de Cuba que tiene una enorme brecha a su favor incluso por sobre los EEUU. Es notable también que EEUU esté muy por debajo de los rendimientos educativos de los países asiáticos de reciente industrialización y de Japón o Canadá, teniendo en cuenta que la inversión pública y privada en educación en EEUU es gigantesca. 

Los resultados de la evaluación de rendimientos en nuestro país demuestra cosas muy interesantes: el peso de las diferencias regionales es enorme. Las escuelas privadas de las provincias pobres tienen menos resultados que las escuelas estatales de las ricas y que el precio de las matrículas de las privadas no está relacionado significativamente con la excelencia de los aprendizajes. 

En definitiva, los desafíos centrales que parece plantearnos el sistema educativo nuestro son: aumentar los años de escolaridad de las poblaciones más pobres (reducir la deserción y el desgranamiento en el nivel medio) y  mejorar los resultados de aprendizaje.

En Puiggrós y en Filmus tenemos una formulación más general de los males del sistema educativo. Ambos tienen un diagnóstico mucho más político-cultural. Señalan la crisis en términos diferentes: las identidades nacionales y la fragmentación cultural amenazada por el consumo y los medios de comunicación de masas; la necesidad de integrarse al mundo global desde un identidad y una sociedad cohesionada; el papel político de la educación como generación de ciudadanía y actores democráticos con capacidades de intervención y de demanda sobre el estado y la política y la necesidad de integrar otros actores sociales a la acción educativa que ya no puede estar en manos del estado exclusivamente. 

Puiggrós señala el debilitamiento cultural del discurso pedagógico y el problema intergeneracional: el cambio cotidiano en materia de nuevas tecnologías hace imposible el cumplimiento del apotegma durkheimiano de la transmisión cultural entre generaciones, ya que en múltiples aspectos el acervo de saberes moderno excluye a las generaciones anteriores y privilegia a las nuevas.  Pero la escuela combina la obligatoriedad y la pretensión de legitimidad con un discurso de “falta de futuro”, de fatalismo, en una contradicción que resulta letal para el compromiso y el interés de sus propios destinatarios: las nuevas generaciones. Una vez más, si fuera de la educación no hay un destino, dentro de la educación no hay sentido.

PARA DEBATIR

-¿Acuerdan con el eje de equidad y justicia social para la política educativa? ¿Coinciden con la manera en que están plasmados en la Ley?

-¿Se puede sostener o reflotar el papel de la educación como forma de ascenso social individual meritocrático y al mismo tiempo politizar la cuestión educativa?

BONUS TRACK

Denunciando las políticas de reforma educativa de los ’90

Las políticas de reforma educativa en los años ’90 están atravesadas por singulares acontecimientos sociopolíticos y culturales mundiales. La caída del muro de Berlín y la reasimilación al mundo del capitalismo democrático de los países del este comunista europeo, la evidente hegemonía geopolítica global norteamericana, el avance electoral de gobiernos conservadores  durante los ‘80 (Thatcher y Reagan) y de gobiernos socialistas con programas conservadores (F. González y Mitterand) junto con la revolución en las comunicaciones y las tecnologías de la información, el papel del capital financiero en la economía mundial, etc.  Todos ellos tuvieron particular incidencia sobre los países del Tercer Mundo, en el sentido de recortar toda alternativa de heterodoxia en la política económica y social, obligando a seguir un molde fijo de  desregulación, apertura de la economía y ajuste fiscal con achicamiento del estado y privatizaciones, y también democracia parlamentaria y derechos civiles.

En este marco, como bien menciona Donoso citando al importante pedagogo español, A. Díaz Barriga, la imposibilidad de plantear soluciones específicas a los problemas sociales y económicos hizo que se depositaran en la educación expectativas crecientes que en algún punto alcanzan el nivel de “Mito”.  El análisis de los documentos liminares de los organismos internacionales que dieron pie a las reformas educativas  en nuestro continente y en el mundo, muestra esta proyección masiva de esperanzas en que finalmente lo que no haga el mercado espontáneamente, lo va a hacer la educación. Los documentos de la CEPAL, UNESCO y el Banco Mundial son bastante elocuentes.
No puede escapar al análisis el sentido ideológico de esta depositación “política” sobre la educación: una coartada que apela a creencias arraigadas en la población que permite ganar tiempo, aumentar la tolerancia hacia los costos sociales de las reformas económicas neoliberales y sobre todo hacer creer que el fracaso no reside en las reglas de acumulación y distribución “libres” sino en los individuos que no se esfuerzan en la escuela o son incapaces, que no son productivos, o en la corrupción del estado y la política. 

En cierto sentido la “educación” se ofrece como un sustituto “técnico” de la “política” para los gobiernos neoliberalizadores. No son modelos o ideas fuerzas de vida en común lo que despierta esperanzas en un futuro, sino el aumento del capital humano vía “sometimiento” de las poblaciones a los sistemas educativos remozados. Dada una realidad inmutable y determinada por las fuerzas del capital y la tecnología, la única respuesta es someterse de la mejor y “más educada” manera posible.  El énfasis puesto en la educación entonces debe llamar a la reflexión acerca del vacío que pretende llenar o encubrir: ausencia de respuestas en otros terrenos seguramente más decisivos para la educación misma.

Los tópicos de las reformas noventistas pasan fundamentalmente por ponerla al servicio de la “competitividad” y al mundo del trabajo.  La problemática de la “calidad”, la “equidad” y “descentralización” fueron las palabras claves de las reformas y en todas ellas aparecen los atravesamientos de la “eficiencia”, el énfasis en los resultados, el “rendimiento”, y finalmente, como muy bien explica Donoso: en la sacralización de la “evaluación” en donde vemos claramente el pasaje a la problemática típicamente foucaultiana del “gobierno de las almas” y de la “construcción de sujetos” que plantean algunos autores  que combinan pedagogía crítica con posmodernismo como Popkewitz.  

Es interesante plantear las críticas al discurso reformista neoliberal en educación en términos de inversión: en realidad no es su propósito formar la fuerza de trabajo para la modernización y la tecnología (en la Argentina se desmanteló la educación media técnica y se vaciaron las universidades de ingeniería y de ciencias básicas) porque dentro del papel que le caben a nuestras economías en el capitalismo global (exportadores de materias primas y bienes con bajo valor agregado de calificaciones y trabajo complejo)  no tienen cabida.  Con más perspicacia hay que analizarlas en términos de objetivos  “culturales”, “ideológicos”, formadores de conciencias de un sujeto, no solidario (como va a ser solidario si se le inculca la religión de la competitividad), individualista, dócil a los controles y acostumbrado a ellos, capaz sólo de cálculo de costos y beneficios, descreído del pasado y la historia, confiado en la salvación por la tecnología, desconfiado frente a los conflictos sociales y a los colectivos, y acostumbrado a no desear, no buscar, no pretender, sino a limitarse a elegir entre las opciones que se les ofrecen (Siempre hay que recordar la escena de Groucho Marx: “¿Qué quiere Ud. Señor? ¿Té o Café?... Sí, también”).

A mi juicio las reformas educativas de los noventa no pueden tomarse con seriedad, no constituyen en forma alguna un discurso consistente y que exprese deseos o voluntades colectivas. La proclamación de la calidad  se contrapone, se contradice con sus proclamaciones de equidad: la elevación del nivel, las exigencias y las evaluaciones es una manera de aumentar la selección y la segmentación social. Las proclamas por el aumento de la participación mediante la descentralización se limita a una desconcentración de responsabilidades y funciones, y se contrapone con la cerrada gestión tecnocrática que repele la participación de los actores sociales movilizados  (sindicatos, movimientos sociales, vecinales, etc.). La omnipresente invocación de la equidad no pasa de ser la conciencia vergonzante de tratar de “hacerse cargo” de los daños sociales ocasionados por las decisiones económicas y políticas, y se contradice con los estímulos a la privatización y la mercantilización de la educación concebida como un producto o bien transable cuya calidad depende del precio. 

Todas las formas de equidad –que sospechosamente reemplaza en el vocabulario a la anterior “igualdad de oportunidades”-  propuestas son capciosas o paradójicas: si hay educación igual para todos, hay exacta reproducción de las diferencias de origen, si hay educación compensatoria para estas diferencias es solamente un bluff ya que esas diferencias son extraeducativas y generalmente irreversibles dentro del sistema educativo (sin olvidar que aún cuando la escuela compense, su trabajo es infructuoso por la perpetuación de las causas que reproducen las diferencias de base), si la equidad es solo para los que pueden “retribuir” en el futuro el esfuerzo de inversión que se hace en ellos, la educación es claramente elitista.

Finalmente, quería remarcar una de las rémoras más perniciosas o al menos discutibles de los ’90: la evaluación. La verdadera cultura mundial de la evaluación esconde el simple hecho de que las instituciones educativas se convierten en dispositivos cada vez más tiranos de control social que vigilan todo el tiempo nuestras capacidades, estados de conciencia, efectos de aprendizajes, etc. y nos asignan funciones y lugares de acuerdo a los mismos. A tal punto es así, que podría afirmarse que la única política concreta de “calidad” es la evaluación permanente como mecanismo de ejercicio repetido hasta hacerse costumbre del poder sobre el sujeto. La evaluación debe ser entendida como la medición (un saber) de los efectos del poder sobre los sujetos. Es la “calidad” de las intervenciones del poder lo que se evalúa en realidad y no los saberes adquiridos por los sujetos.  La evaluación como requisito de la administración de las almas individuales siempre va unida a un discurso de redención y salvación de estas almas: los que no se sometan a la “educación” y sus instituciones corren riesgo de perdición (“los que no sepan inglés y computación… no tienen futuro”, etc.). Los que no pueden ser evaluados quedan automáticamente afuera, y sólo lo que son evaluados pueden tener derecho a “un lugar” que cuando salen mal en la evaluación, también quedan afuera.

Bueno, para no aburrirlos con más pálidas ni hacerlos dudar de la importancia de la reforma de Salvación Educativa (seguramente en unos pocos años va a reaparecer el tema), y teniendo en cuenta que los textos no son complicados, paso –¡que emoción!- al último trabajo práctico.


EJE PARA DEBATIR

-¿Las banderas de la calidad y la equidad son contradictorias?; ¿habría que cambiar de ejes?


TRABAJO PRACTICO OBLIGATORIO

-El documento (http://www.me.gov.ar/doc_pdf/ley_de_educ_nac.pdf) de la Ley de Educación Nacional en su Cap. 2 presenta ejes y objetivos.

Elija uno, léalo atentamente e inmediatamente haga el ejercicio de escribir sin pensar lo que le pareció. (Tipo técnica de asociación libre freudiana o torbellino de ideas). No vale pensar, consultar los textos, ni la clase, nada. Puro impulso que espero no supere la media carilla.

22 comentarios:

  1. -Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo.
    Particularmente este es un punto que me interesa bastante ya que absolutamente todos tenemos un derecho a la no discriminación, pero sobre todo los niños y adolescentes, como institución se debe garantizar una protección eficaz, no se podría cargar el peso total hacía los docentes pero son indispensables para evitar estas situaciones, por eso también creo que tanto ellos como la institución debe fomentar la inclusión efectiva en la aulas, una de las soluciones que se me ocurren para esto es reforzar la confianza en cada alumno, porque de ello depende en que le va a afectar la discriminación, talleres con el grupo de estudiantes en donde cada uno se conozca, haya más comprensión, entiendan las razones por las cuales es como es, generar una buena relación y a su vez que los profesores también ayuden a comprender el porqué de los comportamientos de cada estudiante, , y generar espacios de convivencia ayudan que la diversidad sea vista como enriquecimiento y dándoles a todos la posibilidad de potenciarse gracias a un sistema educativo inclusivo.

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  2. e) Garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de
    estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los
    sectores más desfavorecidos de la sociedad.
    Creo que al hablar en clase sobre la situación real de las escuelas en el país, que se asemejan incluso a la de los países de Latinoamérica, éste es un derecho que si bien se intenta garantizar sobre la educación argentina, aún tiene sus deficiencias. Existen escuelas en las que se presentan carencias en infraestructura, en recursos, en los grandes centros urbanos incluso han adquirido mayor visibilidad, pero también ocurre en la periferia a ellos. De todas formas creo que la llegada de la AUH implicó no sólo la ayuda social para atender a las necesidades básicas de la población sino también, para controlar la asistencia sanitaria y la escolarización de los niños, es fundamental cuando desde la política de estado se trata de que haya mayor inclusión de los sectores más desfavorecidos, y se muestran signos de querer hacer algo por ello. Si bien vimos que existen deficiencias en el Plan Conectar Igualdad, es evidente que vino a incluir y no a ampliar las brechas entre quienes tienen y no acceso a las nuevas tecnologías, que su uso o no uso se vea comúnmente en las escuelas, tiene que ver a mi criterio, en parte, con la capacitación que han recibido los docentes para su práctica, como así también con las precarias o incluso inexistentes instalaciones en las escuelas, de todas formas, que este haya sido un objetivo de la política educativa nacional, creo que los cambios y/o transformaciones en vías de los mismos, se han podido observar.
    Cecilia Salega

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  3. "e) Garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de
    estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los
    sectores más desfavorecidos de la sociedad."
    La escuela debería garantizar sin excepción alguna la inserción de todas las personas que deseen asistir a ella, independientemente de la situación social en la que se encuentren, principalmente de aquellos sectores menos favorecidos.
    La escuela debería ser la que transforme la realidad de los chicos/as - a través de diversas estrategias- en una herramienta útil para su futuro y por qué no el presente y no marcar una diferencia entre unos y otros.
    Con esto no quiero decir que los docentes van a transformar totalmente la situación de cada estudiante, pero sí podrían ayudar a que ese estado de marginalidad en el que se encuentran a diario sea menos latente en el aula, mínimo tratando a todos por igual, cuestión debería darse sin que un artículo los obligue a hacerlo.
    Maria Fernandez.

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  4. Inciso J) EL Estado manifiesta mediante la mirada del Sistema Educativo Nacional que ciudadano formar, aquello no podrá estar separado de las expectativas económicas, sociales y culturales del país.
    Me resuena y llama la atención aquello del esfuerzo individual que deben reflejarse en los procesos de enseñanza aprendizaje e inmediatamente aparecen las “formulas” para medir ese esfuerzo, no solo reflejado en las evaluaciones en las aulas, sino en la separación prejuiciosa de la sociedad para las culturas subalternas, puesto que el Estado desde siglos fragmentó la sociedad entre los que podían superar la vida en el sistema educativo y los que no lo consiguieron, dejando aisladas a aquellas culturas nativas, por ejemplo, con la escuela sarmientina solamente porque su trabajo o “cultura del trabajo” no coincidió con el que la clases dominante había legitimado y hoy solo sobreviven como un grupo que lucha contra de los paradigmas económicos hegemónicos que se han adueñado de lo nuestro.
    Desde este principio solo podemos ver a la educación como fruto del esfuerzo, donde solo el trabajo puede reflejarlo, donde solo los sujetos que pueden concebir el esfuerzo como eje para sostén de sus vidas podrán ser partícipes de los procesos de enseñanza-aprendizaje. No puedo separar este principio de lo económicamente redituable para el país creo que desde ese punto se lo plantea, la cultura del trabajo lleva al progreso y dentro de un paradigma donde ser excluido o no del desarrollo tiene que ver con el porvenir económico de los Estados, es muy razonable que se piense en Cultura del Trabajo cuando la competencia de los sujetos postmodernos se perfila bajo esos términos.

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  5. Es inevitable pensar en lo ideal de los objetivos y ejes leídos. Estoy sumamente de acuerdo con los planteados en la ley; me llamo la atención y me pareció tal vez uno de los mas importantes, el acompañamiento de los medios de comunicación, en esta era de las comunicaciones, donde cada vez leemos menos libros y miramos más tele.
    No obstante, no se puede dejar de contrastar con la realidad, de qué manera podemos lograr que alumnos tan diversos aprendan al mismo tiempo lo mismos contenidos en todas partes. Me parece un tanto comeniano y utópico, aunque no por eso descarto lo ideal de la ley; tal vez habría que mirarlo desde el lado de Galeano y pensarlo como una utopía que nos empuja a seguir, que es la meta que deseamos alcanzar.
    Sin embargo, desde mi lugar, pienso ademas que hay mas reformas en las leyes de educación, que cursos de perfeccionamiento, que tengan una verdadera utilidad en el aula, para los docentes. Las realidades en el aula hoy sí son de caracteres verdaderamente diversos, y las urgencias que presentan los pibes van mas allá de un contenido curricular. Tal vez deberíamos redefinir los intereses de la escuela, pensar nuevamente qué se pretende que los chicos aprendan según su realidad, la empatía no puede alejarse de los docentes.

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  6. h) Garantizar a todos/as el acceso y las condiciones para la permanencia y el egreso de los diferentes niveles del sistema educativo, asegurando la gratuidad de los servicios de gestión estatal, en todos los niveles y modalidades.
    Creo que este es uno de los fines u objetivo fundamentales. A mi parecer sin educación publica y gratuita no hay crecimiento de las sociedad. La educación es un derecho para todos/as, sin distinción de edades (desde las guarderías estatales hasta las universidades) ni de las clases sociales; lo que demuestra la igualdad de los individuos ante el Estado. Es valioso, como estudiante, saber que se puede estudiar a lo largo de toda la vida.
    Es interesante tener en cuenta que el estado dedica un importante presupuesto económico (mantenimiento de escuelas, salarios de los docentes, materiales didácticos, etc.) para el desarrollo de la educación. A este presupuesto, se adiciona el dinero que la gente paga con los impuestos, estas son las razones por las que creo que no debemos desaprovechar la oportunidad de estudiar.
    Respecto a mi experiencia personal es fundamental y necesario este fin, ya que si la universidad no fuera gratuita, no podría estudiar.

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  7. o) Comprometer a los medios masivos de comunicación a asumir mayores grados de responsabilidad ética y social por los contenidos y valores que transmiten.
    Desde mi pensamiento, creo que a partir de las políticas aplicadas por este gobierno, mejor dicho de la aprobación de la ley de Medios (26.522) se abrió un camino para la mejora de la transmisión de contenidos en cuanto a que hay una mayor cantidad de voces que hoy pueden hablar y no se sigue restringiendo la palabra a solo una o dos ideologías. Iguslmente, creo que se sigue en deuda con respecto a los valores que se siguen transmitiendo, porque muchos medios siguen queriendo establecer un tipo ideal que sigue siendo el de las clases dominantes y en este caso el Estado debería replantearse un modo de acción para que exista una mejor pluralidad y diversidad de contenidos.

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  8. e) Garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
    Creo que las políticas educativas que se dieron en los últimos años (aumento del presupuesto destinado a la educación, plan progresar, asignación universal por hijo) si bien dieron un gran paso garantizando que cada vez más personas ingresen al sistema escolar, no encuentra mejorar la calidad educativa de los alumnos. Las medidas de inclusión no vienen necesariamente siempre de la mano de esta calidad tan deseada por todos, calidad que sólo ella puede darnos esperanzas de un futuro prometedor.
    Es con estas políticas, que ahora los padres de los chicos que reciben algún beneficio por parte del estado, tienen como obligación para poder seguir cobrándolo, que sus chicos asistan a la escuela. Pero esta obligatoriedad no es la que hace crecer el nivel educativo de los mismos. Se sigue enseñando lo mismo, las falencias y los baches siguen siendo los mismos, los docentes siguen pensando igual y los padres de los chicos, también. La calidad educativa creo, lamentablemente, que va en detrimento.
    A la vez entiendo, que con una sola política no podrían solucionarse todos los problemas de la educación. El cambio va mucho más allá aun de las políticas educativas. La escuela por sí sola no puede solucionar nada.

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  9. k) DESARROLLAR LAS CAPACIDADES Y OFRECER OPORTUNIDADES DE ESTUDIO Y APRENDIZAJE NECESARIAS PARA LA EDUCACIÓN A LO LARGO DE TODA LA VIDA.

    Con respecto a este eje podría decir que me parece genial que halla talleres, cursos, capacitaciones, pasantias para los estudiantes o para aquellas personas que quieren seguir estudiando. y gracias a este gobierno todavía se lo puede hacer aunque algunos son gratuitos y otros cobran alguna cuota.
    Pero saliendo de todo esto es impresionante hasta donde llega el potencial y la capacidad que tiene una persona con estudio. Me gusta mucho las escuelas técnicas porque hacen pasantias, hay talleres, técnicos siendo jóvenes. Eso me llama la atención de la capacidad y las oportunidades que te brinda el estudio aunque hay personas que no lo saben aprovechar.... este eje me hizo acordar de la experiencia de mi hermano, él fue al colegio al Gran Chaparral y este colegio tiene un buen nivel de estudio al igual que los talleres, los profesores tratan de sacarle al máximo el jugo por así decirlo a los alumnos. Salen buenos técnicos, electromecánicos, técnicos y químicos técnicos...
    hacen olimpiadas, ferias de ciencias, exposiciones a nivel nacional, etc...
    es fabuloso¡¡
    También podría hablar de nuestra Universidad, que reconoce con honores aquellos estudiantes que se especializan en algo, hacen un proyecto, hacen descubrimientos de todo tipo, etc. Y aunque muchos se quejen de la política de la Universidad ami no me interesa eso porque yo voy a estudiar no a perder el tiempo, para eso están las autoridades competentes.

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  10. Estaría bueno que se cumpliera todo lo pautado que dice en el artículo 11-a de la Ley de Educación Nacional, de mejorar la calidad de “igualdad de oportunidades”, pero en investigaciones realizadas recientemente vemos que esto no sucede. En la gran mayoría de los casos, la diferencia de clases es la que más se otra, y a la que se margina también; a la hora de educarse.

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  11. m) Desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación.

    Gracias al aumento significativo de los últimos tiempos en las infraestructuras y los recursos digitales, considero de suma importancia la implementación de seminarios, cursos, congresos que aborden el desarrollo de las competencias digitales y las actitudes necesarias para lograr que los docentes apliquen los nuevos modelos didácticos con apoyos TIC en sus clases, impulsando la necesaria renovación metodológica en las aulas.
    Si bien algunos docentes dominan las TIC el problema viene cuando hay que trasladarlo al aula y además hay que dar un programa muy apretado y denso de contenidos.
    Se necesitan recursos digitales de apoyo para desarrollar actividades que faciliten los aprendizajes de los estudiantes. Hay que organizar bien una plataforma de contenidos de referencia, orientada a las necesidades de profesores y estudiantes, con lo mejor de lo mejor para cada temática y nivel curricular. Además los profesores, poco a poco deberían ir organizando su banco de recursos, en blog por ejemplo, para ir ampliándolo y reutilizándolo, su consulta ayudará a los alumnos a complementar sus conocimientos y proporcionará recursos a otros profesores.
    Es muy importante que los docentes participen de los cursos presenciales, seminarios mensuales en los que se de formación práctica con sencillos modelos didácticos para que los apliquen inmediatamente en las aulas, y donde también se comenten las dificultades y ventajas que los profesores van encontrando al hacerlo.
    Lorena Scacciaferro

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  12. d) Fortalecer la identidad nacional, basada en el respeto a la diversidad cultural y a
    las particularidades locales, abierta a los valores universales y a la integración
    regional y latinoamericana.
    es confuso fortalecer la identidad nacional, respetando la cultura y particularidades locales. pienso que si se fortalece la identidad nacional con patrones iguales para todos los educandos siempre se va a dejar de lado las particularidades de cultura o localidades. tampoco creo en que este abierta a valores universales, porque sabemos muy bien todos los que asistimos a una escuela que hay solo algunos valores contemplados en las escuelas, mientras que a otros se los tilda de malos hábitos o falta de disciplina, por tanto tampoco se si realmente se puede integrar las distintas regiones o mas bien se les enseña a comportarse de acuerdo a un patrón nacional homogéneo.

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  13. Alejandra Figueroa16 de julio de 2015, 21:45

    Tal como lo plantea el inciso h que tiene por objetivo garantizar el acceso, la permanencia y el egreso de todos los alumnos dentro del sistema educativo, pero estas políticas educativas deben ir acompañadas de políticas sociales y económicas destinadas a los sectores más pobres de la sociedad, es decir, no solo basta con que el alumno este dentro de la escuela sino también es de suma importancia que existan políticas económicas retributivas para cumplir con los objetivos que menciona la ley. Si bien actualmente mediante la implementación de la AUH y la obligatoriedad escolar en las escuelas secundarias, se nota un aumento en las matriculas escolares, estas medidas no bastan para garantizar a los alumnos un egreso del sistema educativo para continuar con sus estudios superiores.

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  14. Estoy de acuerdo con los puntos vistos en el articulo 11. aunque me quedan muchas preguntas después de leerlo. ¿Como piensan formar este tipo de ciudadano/individuo/ser humano? ¿A que tipo de sociedad los piensan insertar al terminar la escuela?¿El mercado de trabajo estará en sincronía y armonía con este tipo de persona (mano de obra)?Al momento de redactarlo ¿Que factores o que contextos y aspectos de la sociedad ya sea nacional, las locales, la internacional tu vieron en cuenta?, ¿Donde y cuales van a ser los requisitos para ser docente? ¿Como se los va a formar? ¿Quienes y porque se los va a seleccionar? En los últimos puntos menciona el rol de los ministerios ¿Como piensan hacerlo, como creen que los están haciendo y en que medida realmente lo están haciendo?

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  15. me olvide de mencionar que lo que escribí esta en referencia al punto c) Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y
    democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de
    conflictos, respeto a los derechos humanos, responsabilidad, honestidad,
    valoración y preservación del patrimonio natural y cultural.

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  16. Más allá de que todos los ejes son importantes, el que me quedó dando vueltas en la cabeza es el L
    "Fortalecer la centralidad de la lectura y la escritura, como condiciones básicas para la educación a lo largo de toda la vida, la construcción de una ciudadanía responsable y la libre circulación del conocimiento."
    Lo primero que se me vino a la cabeza fue el hecho que saber que hay chicos que pasan a la escuela secundaria sin saber leer ni escribir! Increíble pero real. Me habían llegado comentarios sobre casos acá en la zona pero creí que estaban exagerando pero lo pude comprobar a raíz del trabajo que tenemos que presentar. No me explico como pasan estas cosas ¿Qué papel juega la escuela? ¿Cómo puede ser que esos chicos hayan llegado a ese extremo? ¿Pasan de año solo por pasar? ¿Por responder a un número? ¿O por directivas de algunos inspectores? ¿No se dan cuenta del mal que le hacen a los niños? Es indignante e inentendible.

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  17. m) Desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos
    lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación.

    Al leer este punto se me vino a la mente inmediatamente el Plan Conectar Igualdad ya que a partir del mismo es posible llevar a cabo dicho punto.
    Otorga una de las herramientas principales como lo es la netbook, e incentiva a usarla y poder aprender a manejarse en la red etc. Junto con esto creo que nesecesariamente hay que otorgar más capacitaciones tanto a docentes como a los alumnos para poder aprovecharlo.

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  18. Anónimo dijo...
    m) Desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos
    lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación.

    Al leer este punto se me vino a la mente inmediatamente el Plan Conectar Igualdad ya que a partir del mismo es posible llevar a cabo dicho punto.
    Otorga una de las herramientas principales como lo es la netbook, e incentiva a usarla y poder aprender a manejarse en la red etc. Junto con esto creo que nesecesariamente hay que otorgar más capacitaciones tanto a docentes como a los alumnos para poder aprovecharlo.

    Alumna Anabela Lovisa

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  19. Asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y
    posibilidades, sin desequilibrios regionales ni inequidades sociales.

    Generamente este objetivo no se cumlple, ya que no son iguales las posiblidades de un chio de clase media urbana de un centro urbano y las de un chico de clase baja de una región aislada del territoro Argentino. Peor aún si la escuela está en un lugar más desfavorecido como en c una villa, es aún menor la posibilidad que el chico tiene para salir del lugar, ya que carga con estigmas sociales y con el prejuicio de la sociedad por haber nacido en ese lugar. Diego

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  20. h- Asegurar la participación de docentes, familias y estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles.
    Para lograr una educación de calidad es fundamental crear, fortalecer y fomentar el trabajo en conjunto de los docentes, familias y estudiantes. Las familias deben participar activamente en el proceso de la formación educativa de sus hijos, pero ese lugar se lo debe proporcionar la escuela.
    “Participación democrática” participar, involucrarse, escuchar, hacer oír su voz, respeto… son algunas de las cuestiones que vienen a mi mente, si me detengo a pensar solo se ve la participación de las familias en el nivel inicial, donde asisten niños hasta 5 años y hoy en día cada vez se ve menos debido a que ellos trabajan, y a medida que avanza la escolaridad su participación es menor hasta ser nula en la secundaria. Mi pregunta es: ¿Qué hace la escuela para que esto no suceda?, ¿para revertir esta situación?, ¿para integrar a las familias y no solo en los actos? Para las familias es engorroso ingresar a la escuela, lo mismo para la institución que ellos ingresen. Creo que falta un compromiso para que ambos trabajen unidos, en un proyecto en común que sería para y por la educación de sus hijos.
    Asegurar esta participación y este trabajo en conjunto todavía es una cuenta pendiente y problema a resolver, sin generalizar seguramente muchas instituciones si lo hagan, pero este debe ser un objetivo universal para todos.
    Alumna: Bertana Valeria.

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  21. b) Promover en los/as niños/as la solidaridad, confianza, cuidado, amistad y respeto a sí mismo y a los/as otros/as.

    En este punto se pueden focalizar mas de un aspecto a tener en cuenta pues sucede mucho hoy en dia con el racismo que existe no solo por la contectura fisica de un alumno sino que van desde sexo, capacidad intelectual, origen o hasta por la ciudad en la que vive. Digamos que hoy se encuentra muy "activo" el sentimiento de discriminaciòn, asi también va de la mano con la confianza o el autoestima de la victima. Me parece a mi que el simple hacho de que el chico aprenda a valorar esos pequeños pero necesarios aspectos de su vida le brinda no solo solo una buena relacion con el otro sino una asegurada o casi nula posibilidad de tener problemas de conducta o difamacion. El respeto por sí mismo también debe ser valorado, pues se lo toma como algo totalmente obvio y muchas veces no sucede así, pues el caer en el constante desprecio por si mismo una persona puede cuausar no solo daños en su cuerpo en sí, sino también a los otros pues recordemos que si existe ese sentimiento "de que no importo", menos me van a importaar los demas y muchas veces "los demas" son persona alegadas o mas aún familia.

    No es algo que se aprenda notoriamente pero si que se vé y se nota con mucha facilidad.

    Huani

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  22. - Brindar a las personas con discapacidades permanentes o temporales una propuesta pedagógica que les permita el máximo de sus posibilidades, la integración y el pleno ejercicio de sus derechos.

    Es importante y necesario este tipo de propuesta, ya que gran parte de las personas con alguna discapacidad no tiene recursos para solventar algún tipo de actividad ya sea realizar algún deporte, algún tipo de perfeccionamiento en algún área para la inclusión laboral o simplemente una terapia que los ayude a sobrellevar una vida lo mejor posible, de esta manera facilitaría mucho la inclusión en la sociedad y ayudaría a mejorar la calidad de vida de las personas con algún tipo de dificultad motora o mental, así mismo también ayudando a los familiares de ellos.
    Emilce Fernandez

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