Muy bien en general,
hay aportes muy interesantes, se podría decir que levantaron la puntería.
En principio varios
muestran una posición “confiada” y poco crítica sobre las nuevas tecnologías y
su relación con la productividad y el desarrollo. Aldana Abadie, Noelia
Agustine, Victoria
Escalada, Nicolas
Dominguez señalan que el correcto uso de las tecnologías es casi primordial
para cualquier trabajo y que con el plan C-I hay inversión en capital humano
por aumento de competencias tecnológicas. Hernan Kasprzycki señala que achica la brecha digital y la
distancia social que existe entre aquellos que acceden más fácil y a más
temprana edad a las TICs, generando a través de la inversión la posibilidad del
desarrollo de nuevas capacidades en el alumnado que recibe las Net.
Quizás habría que agregar algo que nadie
mencionó y puede ser importante: que no se trata solamente de “competencias”
informáticas sino que también puede representar un estímulo para incrementar la
terminalidad educativa de nivel medio y esto sí puede tener un efecto decisivo para estar dentro o fuera del mercado
laboral.
Después hay planteos con diversos grados de
problematización.
CONSTANZA MORENO FRADE directamente impugna la
mercantilización de las personas que hay por detrás de este tipo de conceptos
(capital humano) y aunque no se anima a decirlo, también políticas públicas
como el PC-I. Es un tema complicado: para los sectores más vulnerables o
excluidos, entrar en la mercantilización ya es un avance, por ejemplo.
Eliana Vargas García se pregunta si será que
la relación educación y trabajo tiene más peso en la aplicación de algunas
políticas educativas que sobre otras ya que no hay la misma inversión en
infraestructura educativa, etc. Es relativo, porque como todo el mundo sabe,
también se incrementó del 3 al 6 por ciento del PBI el presupuesto educativo.
Claramente el PC-I no se hace a expensas de otro tipo de inversiones.
Después aparecen una serie de críticas en las
entrevistas. Yamila Ojeda menciona que
la mayoría de los profesores no están
debidamente capacitados para la utilización de las netbooks y por lo tanto no
pueden utilizarlas al 100% lo que resiente la inversión en capital humano que
no es aprovechada plenamente. Un Anónimo dice que esta inversión de capital
cultural, será positivo para el alumno, siempre y cuando se llegue a utilizar
correctamente las netbooks, (al estar capacitados los docentes) para que puedan
apropiarse de estas herramientas. Jimena y varios
otros cuentan que los alumnos no creen que se mejoren sus posibilidades
laborales ya sea por la poca utilización dada en los ámbitos educativos (poca
preparación de los docentes, rotura de netbook o falta de ellas) o por la falta
de infraestructura de muchos establecimientos educativos.
Paula Vello señala con acierto que la “informatización”
es parte de ese imaginario que cobró gran fuerza en la década de los 90 y
detecta que las respuestas de los alumnos entrevistados son bastante dispares
en cuanto a su efecto sobre las oportunidades laborales: que no ayudará en nada,
que si contribuirá y que “podría” ayudar.
Pilar Briguez
introduce una variable individual típicamente meritocrática: no por el hecho de
que se entreguen millones de netbooks a los estudiantes éstos van a tener
mayores oportunidades laborales en un futuro, ya que muchos estudiantes pueden
no sacarle provecho a esta herramienta. Por supuesto que el aprovechamiento
citado es difícil analizarlo en términos estrictamente individuales: los
alumnos van a aprovechar o no los elementos que le procure la escuela y los
profesores, ya que el autoaprendizaje es siempre un factor de corto alcance.
Por último hay un grupo de aportes que señala aspectos
contradictorios de la inversión en capital educativo y tecnología de la
información. Roberto recuerda con perspicacia que el capital humano es
“alquilable” pero no “comprable” y esto entra en juego en el plan C.I. ya que
el rol del Estado es el de aportar el capital para abreviar la distancia social
entre los que acceden a la tecnología por sus medios y los que no pueden
acceder a ella. Así el sector privado sin invertir puede disponer de
trabajadores calificados en el uso de TICs en el futuro. Pero el uso de los
lenguajes informáticos se va convirtiendo en un requisito de base y es bueno
que muchos lo cumplan, pero que devalúa
ese saber lo que quiere decir que se va
a requerir algo más en el mercado de
trabajo, dañando como siempre a los sectores más desfavorecidos. Es decir, el
PC-I genera una base competitiva más amplia de calificaciones mínimas en el
mercado de trabajo incorporando a la competencia por los puestos de trabajo a
los sectores más desfavorecidos, pero eso no significa que el Plan resuelva el
tema del empleo porque la selectividad del mercado puede utilizar criterios de
discriminación adicionales.
También señala que el plan puede en sí
erosionar el sistema meritocrático por ser universal pero no hará mella en el emergente sistema
parentocrático. Acá hay que aclarar que existe un incentivo meritocratico en el
Plan: la NB se la dan a quien termine y que lógicamente combatir el sistema
parentocrático no está entre los objetivos del plan.
Pablo Taborda
también señala con acierto que hasta el sector privado en su conjunto podrá gozar de
futuros trabajadores calificados en herramientas tecnológicas sin haber
invertido capital económico alguno y que en palabras de Van Zanten, el Plan C-I
ayudará en el sistema meritocrático, creando en algunos casos mejoras en sus
calificaciones, pero sin tener acción directa en el sistema parentocrático,
puesto que en ese escenario se seguirán marcando diferencias de clases o de
sectores.
Romina Mamani
también recuerda que "el poder meritocrático de la escuela se debilita
porque las recompensas escolares no rinden las mismas recompensas profesionales
y sociales que en el pasado" y que el PC I no puede revertir este
problema.
Finalmente Laura, Valeria Kravchuk,
Nadia Taborski, Bárbara
Cerrillo se limitan a señalar si los alumnos esperan o
no mejorar oportunidades de empleo, y apenas usan los conceptos para analizar
lo que dicen los alumnos sin aportar nada significativo.
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